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lunes, 30 de mayo de 2011

SOBRE EL DECAMERON

BOCCACCIO VISTO POR PASOLINI. DOS GENIOS TALIANOS CON UNA VISIÓN AMABLE Y CATÓLICA DE LA VIDA




Boccacio, metamos el pájaro en el infierno, demos gracias al fraile que nos enseñó tan bien el camino, un gallo tiene suficiente con diez gallinas pero una mujer ni con cien maridos se da por vencida, son insaciables. El Decamerón en algunos de sus pasajes nos muestra en qué consiste eso del furor uterino. En nuestra ciudad más llena de engaños que de amor y fe vivía una hermosa dama de buenos modales, muy astuta e inteligente a la vez. Boca besada no pierde frescura sino que se renueva como la luna… Y Barato con el santo talismán que dios le dio la consoló de tal modo que muy pronto ella se olvidó de Pericón, etc., etc... volví esta madrugada en que mi humor andaba pachucho y desalquilado con esto de las elecciones (Rubalcaba, ZP, las primarias, el blabla de los tertulieros que chupan cámara y aburren hasta las piedras, las sotas de Telecinco que no cubre su gallo de la quintana por ser un rufián hermafrodita y al que las mujeres deben de gustar tanto como a un perro un estacazo, los bustos parlantes de la marranería, nunca debió de haber en Europa tanto canalla en traje de eurodiputado cobrando dietas a tutiplé mientras nuestros chicos están en el paro) a las páginas del Decamerón que es un libro padre y alma mater de todos los escritores, san Giovanni Boccaccio nos de su bendición y el que no valga que lo deje porque ocupa mucho cacho, resulta que una Maripava quiere escribir novela histórica, aquí mucho y mucha novelista de pico que no podría andar un paso sin andaderas laico judaicas y los que se niegan a lamerle el culo al Bigbruder, esos, los genuinos, los autóctonos, prosa con verve que bebieron en los hontanares de los grandes maestros (Quevedo, Góngora, Rabelais, los grandes escritores rusos y un poco Shakespeare, el único católico que nos queda de los ingleses) esos no podrán publicar ni trillar ninguna parva. Anatema sint a ojos de los inquisidores del Santo Oficio laico judaico. Fortuna os de Dios, hijo que el saber no te hace y te libre del totalitarismo democrático que esto es un baile de máscaras. Pues carecen del sentido del humor, en la biblia nadie ríe, no se cuenta un solo chiste, Jehová debe de ser un dios terrible pero muy aburrido, que se calza el coturno, atruena en el Sinaí y nos habla desde la zarza incandescente, un poco como Obama con una patata en el paladar, Aquilón sopla desde Alaska y de allí y un poco más abajo nos llegan las hordas del anticristo, nunca podrán entender la chispa, el donaire, ese optimismo tolerante y picarón del catolicismo bajo medieval del que los humanistas italianos que introdujeron el soneto y la novela bizantina en las grandes literaturas europeas representan el máximo exponente.

Volviendo a Petrarca, al Dante, a Chaucer que en los Cuentos de Cantorbery imita al Decamerón uno entiende por qué estos zafios epígonos de la democracia totalitaria que padecemos entre bolchevique y socialista controlada por los banqueros de Wall Street y el capitalismo financiero que nada tiene que ver con el del trabajo que se expresan en un inglés aburrido y sansirolé, uno recupera la alegría de vivir. Todos se lo toman muy a pecho pero la vida no es más que un comentario leve más allá de las planchas y embolados del constitucionalismo.

Los textos del florentino fueron traducidos a imágenes por otro genio, Paolo Passolini, en un auténtico tour de force en el cual cinematografía y literatura se complementan. La razón de este éxito es que la novela bizantina se apoya en el relato corto y goza del dinamismo de la literatura oral en que ocurren muchas cosas en poco tiempo y a la primera sin profundidades de analisis de caracteres o complejas tramas psicológicas. Son un producto directo del genio trajinante de los siglos XIII y XIV coincidiendo con las grandes peregrinaciones a Compostela, a Cantorbery, a Roma. Los que van a esos lugares por una promesa se entretienen contando historias. Es la esfoyaza o el filandón y de las consejas al lado del fuego en las que aparece la doncella que es desfoliada por algún libidinoso clérigo, la mujer en el balcón que pasa por allí un soldado y le invita a subir un ratito y en tanto llega el marido que estaba supuestamente de caza en los montes de León y se arma la de Dios según reflejan los cancioneros. Pero mientras el Romancero castellano contempla el sexo desde su lado trágico (Eros y Tanatos vienen a ser el Castor y Pólux de la mitología cabalgando en un mismo caballo) el Decamerón lo ve como un juego, a partir de la idea de que las relaciones carnales son la vida mismo. Así que a retozar. Esto es lo mejor de la vida. Dos dará pan pues nos dio una boca y si lo puso ahí en eso es para que lo usemos… la mujer que ardía en amorosos deseos se echó en sus brazos y trasladándose a la alcoba lo hicieron muchas veces durante toda la noche.

En el cuento de Reinaldo de Asti atacado por unos bandoleros y encomendándose a san Julián gracias al santo que le guía a la casa de una viuda rica y fogosa bien acabó lo que empezó mal. El pícaro Bocacho le guiña un ojo al lector mientras denuncia las mohatras de la gazmoñería hipócrita que habría que venir con el protestantismo puritano y sin sentido del humor. Estamos en la Florencia de 1348. Acababa de pasar la guadaña de la peste sobre Europa. Al cabo de tanta mortandad había en las ciudades un intenso deseo de vivir, de reproducirse olvidándose de las bubas que cariaban las ingles y las axilas preludio de la mortaja. Unos florentinos salen al campo – Fiammetta, Pampinea, Filomena, elisa, Emilia, Laureta, Nelfila, Fanfilo, Filostrato e Idóneo- un martes por la mañana después de misa y se lían a contar chascarrillos que les hacen olvidarse de la epidemia que acababa de asolar la ciudad y en la que todos habían perdido a sus seres queridos. “Vayamos al campo donde respiraremos aire puro y gozaremos de los placeres que procuran la inocncia y la virtud”.

Yo recuerdo a Passolini que aparece al principio de la película que vi en aquel cine de Londres de Fulham Road en habito franciscano sentado en un pupitre cálamo en ristre hilvanando las crónicas del Decamerón. Creo que en esta película consiguió el italiano una de las obras maestras del séptimo arte. El del mudo y el hortelanillo de las monjas que recoge un tema de la tradición oral es uno de los más impresionantes. Masetto de Lamporequio no tenía curro. Y para inspirar lástima y compasión se hizo pasar por tonto y por mudo y fue a pedir trabajo a unas monjas. La abadesa que lo vio-era apuesto y de gallarda figura pero retrasado mental- lo encontró apto para labrarles el huerto a las monjas de aquel monasterio de Peruggia. Un dia que cogía cerezas subido a una escalera dos hermanas que pasaban por allí cantando el “dirrupisti” y la “Intemerata” vieron que debajo del jubón no llevaba prenda alguna para tapar sus vergüenzas. Quedaron ambas maravilladas ante lo bien dotado que estaba el garzón.

-Vieni… vieni anchio

Tomaron de la mano al menestral y se lo llevaron al huerto nunca mejor dicho. Y lo metieron en una cabaña donde podrían satisfacerse porque las monjas no somos de piedra. Mientras una retozaba con el mudo la otra vigilaba. Nadie se enteraría porque era mudo, nadie vería. Es lo que ellas pensaban porque les vigilaba la abadesa con ojos de Argos y detrás de cada una de las celosías del monasterio ojos encendidos de mujer contemplaban lo que adentro de la choza estaba sucediendo. Total que Massetto de Lamporoquio se pasó por la piedra a toda la comunidad siendo la más persistente de todas la madre abadesa la cual cuando acababa con las legas el hortelano, empezaba con las novicias y al final el rato más largo era para la madre superiora quien se lo llevaba a su celda para tenerlo toda la noche a su servicio:

-Vieni, vieni.

La madre abadesa, insaciable útero furente, quería más y el gallo ya no estaba para más quiquirís.

-Otra vez ni hablar, que ya no puedo con los calzones, reverenda- exclamó el hortelano dando un grito porque se resistía a obedecer a la priora.

Las religiosas que espiaban la escena desde lo alto de sus celdas, al oír hablar a un mudo, gritaron conmovidas:

-Milagro… milagro.

Con tan incesante trajín sexual había hecho recuperar el habla aquel barbián florentino consumado embaucador y experto en las artes del disimulo. El autor de una forma amable y venial critica la impostura, la simonía y la corrupción eclesiástica. Boccaccio nos cuenta que en Roma no se podía dar un paso sin un buen contacto y los mejores eran los de las meretrices y los de los efebos que entretenían los ocios cardenalicios y calentaban la cama a los prelados de su Santidad. El vicio nefando y la pasión por el dinero eran una plaga. Yo vi en Roma allá do es la santidad que todos al dinero hacían humildad, refiere el arcipreste de Hita pero estas criticas nada tienen que ver contra el deposito de la fe ni atentan al dogma y tal respecto ahí está la historia del judío Abraham que se hace bautizar en Paris por el arcediano Giannotto Civigni a la vuelta de un viaje a roma donde contempla la corrupción reinante en la Ciudad Eterna. Bujarros, bardajes, putas, bulas para comprar la vida eterna. Hay que ir con la bolsa bien preparada a San juan de Letrán pero ella demuestra que si el catolicismo no se ha acabado es porque detrás apunta el dedo de Jesucristo al que los mercachifles tratan de vender por treinta monedas.

-Esta debe de ser la religión verdadera pues tan maltratada por los eclesiásticos permanece intacta al cabo de los siglos. Yo abjuro de la fe mosaica ahora mismo- contesta el israelita ante la pila de agua bendita de Notre Dame.

Un tratante de ganados de Perusa se dirige a Nápoles a la feria buen zapato buena media buena bolsa con dinero ingenio y más inocente que un cubo se va de putas, le burlan la bolsa entre el rufián y unas comadres del barrio de Malpertugio y acaba bañándose en una privada. Olía a mierda que tiraba para atrás pero en el camino se encuentra con unos ladrones que robaban sepulturas. Aquella misma tarde acababan de llegar a Nápoles. Iban en busca de su anillo pastoral engastado de rubíes que debía de valer un dineral.

-Entra tú y pilla todo lo que encuentres dentro.

Le auparon los colegas y con un barrote abrieron la tapa de la tumba recién inaugurada. El de Perusa les fue arrimando a sus compinches, el báculo, la mitra, los guantes y las cáligas de seda bordadas en oro macizo pero se quedó el muy pícaro con el sello arzobispal de piedra de rubí.

-¿No hay más, Peruchio?

-No.

-Pues, como no nos lo das, ahí te quedas

Y en esto cerraron la tapa del sarcófago. Quedó el pobre hombre enterrado en vida junto a un difunto que empezaba a oler y peor que él. En esto quiso su ventura que entraran en la iglesia otros ladrones. La misma ceremonia, levantar y apuntalar la piedra y los mismos discutinios de quien entraba primero y ninguno se ponían de acuerdo. Pero al que entró a robar, que era un cura por cierto, le mordió el emparedado en una pierna. Ambos manilargos pies pa que os quiero, salieron del recinto de estampida y muertos de miedo. Peruchio con su joya en el bolsillo pudo regresar rico a su país olvidándose de la bolsa que le arrebataron, de las putas y de los facinerosos de la ciudad más peligrosa de Europa en el medioevo. También estuvo de su parte aquel san Julián misericordioso el hospedero celestial que socorría a los que vagaban por el mundo sin rumbo fijo. El ritmo de este relato es intensísimo y no decae un momento.

En boca de Teobaldo peregrino al Santo sepulcro pone la crítica más circunstanciada y cabal contra el abuso de poder de los clérigos. Sugiere que el confesonario no es el tribunal de la penitencia divina sino un instrumento de control como Internet en la actualidad, poco más o menos, y que la obsesión con el sexto mandamiento es una afiladísima herramienta para conseguir el derecho de pernada.

Hay algo morboso y diabólico en esa obsesión sexual de la que adolece la iglesia latina: “Esos frailes claman contra la lujuria porque de ese modo pueden holgadamente quedarse con las mujeres que otros dejan. Condenan la avaricia para que se les ofrezca a ellos lo mal ganado en diezmos y primicias y eso que llaman caridad. Los frailes quieren que os desprendáis del dinero para que vaya a parar al cepillo de la iglesia, necesitan dinero para holgazanear y acostarse con todas las mujeres y los efebos que encuentran en el camino”. A lo que parece, la pederastia y los abusos deshonestos por parte de la clase sacerdotal afligían al creyente del siglo XIII igual que al de hoy. Desde entonces han pasado un cisma en Occidente y tres concilios y la jerarquía encampanada en su soberbia vaticana no ha puesto remedio. “En resumen- concluye el peregrino su diatriba- si quieren santidad ¿por qué no siguen el evangelio? Que demuestren lo que predican. Basta ya de frailes galanteadores, mujeriegos, visitadores de mujeres e incluso de conventos”.

Un abad de Toscana con fama de santo y milagrero sólo tiene un defecto que se pirria por las mujeres en especial le gusta la mujer de un campesino Ferondo. Con ella urde una estratagema para simular su muerte y su entierro con una estancia de nueve meses en el purgatorio. Al final de este tiempo el inicuo monje que había estado refocilándose con la esposa del “difunto” lo resucita. Otra vez cunde el grito de milagro… milagro por toda la Campania. La querida del mitrado-total- se ha quedado encinta y tendrá un chico al que pondrán por nombre Benedicto. La crítica a la vida eremítica no puede ser más feroz. Ni más real porque tan truculentos sucesos eran de rubrica en aquel entonces, hoy lo siguen siendo habida cuenta del afán de la jerarquía de barrer debajo de la alfombra. El Decamerón va a influir en toda la novela moderna sobre todo en la literatura picaresca, concretamente en el Lazarillo que es un decamerón a la inversa. Lázaro de Tormes podría pasar por personaje de estas novelas Acuciado por el hambre más que por el sexo y es que debe de ser harto difícil amar cuando no se tiene la barriga llena. La idea maestra que late bajo las entrañas de este gran libro es la tolerancia, la alegría de vivir, la libertad que significa para Europa la cultura católica frente al pensamiento único y la tiranía del pensamiento único del afán trilateralista del protestantismo anglosajón. Subámonos a la torre del gran belvedere florentino para otear el horizonte. Ahora los árboles no nos dejan ver el bosque.

domingo, 29 de mayo de 2011

martes, 3 de mayo de 2011

jesus gil y gil

JESÚS GIL EN EL RECUERDO, Y UN POCO LO QUE ESTÁ PASANDO


Antonio Parra

Vuelvo a Segovia vuelvo a mi hogar y antes de sofaldar por la cinta de la carretera corriendo a pie de monte a la Mujer Muerta y de columbrar la torre de la catedral llama de piedra rosácea verdegay o de iluminado aliento, según la hora del día y la luz con que lleguemos, dejo a mi siniestra tras el Portachuelo el complejo de los Ángeles de San Rafael, un casar moderno que guarda la huella si se quiere trágica y con algo de mal fario de su institutor, Jesús Gil y Gil. No se llamaba Jesús que se llamaba Gregorio y era creo de Burgo de Osma o de por ahí. “Que nunca se supo en la historia que hiciera mucho bulto la gente de Soria” advierte el refrán y al parecer en falso porque don Goyo era grande e inmenso como la vida misma. Llenó toda una época y para comprender un poco de lo que está pasando en la costa quiero decir la del Sol de la que él también fue uno de los pioneros y donde hay moros, judíos y cristianos confesionales y no confesionales, apátridas y ateos, rusos y americanos en totum revolutum y mucha mafia, corrupción a punta pala y palacios de lujo, que viva quien lo trujo. Julián Muñoz en el banquillo (lo crió a sus pechos) y casi toda la corporación del ayuntamiento en pleno de Marbella a la sombra, corrupción hasta las cejas. Mucha corrupción. Sobornos, corretajes, untes, mordidas, recalcificaciones en falsa, un ochenta por ciento de nuestro Levante es una gran urbanización. Grava y cemento armado.

Don Jesús no era el del Gran Poder pero quiso hacer - faraónico proyecto y delirios de una mente enferma como la de muchos políticos- el Manzanares navegable y fletar en sus aguas de escorrentía ayer meome un burro y hoy me ahogo decía Góngora, un barco que hiciera las veces de casino flotante, era “ansí”: megalómano, grandiosista, manso pugnaz y lenguaraz pues sus frases preferidas y mira que yo se las escuché decir eran de una lexicología muy primaria: “mira que te pego una hostia” y “tú a la puta calle”. Y no solamente amagaba. También sacudía cuando alguien le guardaba las espaldas y algunos de sus ganchos se retransmitieron por televisión.



Otras las recibía pues dicen los que lo conocían que de impulsivo nada, que era un poco cobardón, que meditaba, pese a sus aires espontáneos, mucho sus actos de antemano, y que se crecía si estaba rodeado de sus pretorianos y zaguanetes que llevaba toda una escolta dellos y a sus enemigos como José María García y a Ramón Mendoza al que acusó de ser del KGB y de haber allanado su chalé para robarle jamones les colocaba rondallas para que les hicieran seguimientos de película. Fue el caso de Arteche el pundonoroso jugador del Atlético de Madrid (un coche negro con dos tipos montaba guardia cerca de su casa) y al bueno de Luis “el sabio de Hortaleza”, su entrenador colchonero al que mandó a tomar pol culo y a la puta calle (sic) le puso el mote que ahora ostenta de “zapatones”.

A uno de su cuadrilla y era nada menos que inspector de policía en un pub de Fernández Ladreda de Segovia, recién salido de la cárcel, que yo no lo vi aunque me lo contaron mis compoas, Julio Cesar Fernández, aquel locutor de Radio Segovia EAJ49, que era amigo de mi compañero de juegos de infancia en la colonia militar de Valdevilla Bibiano Recellado Olmos que se ahogó el pobre en el Sil cuando había hecho que aprobar el ingreso en la General de Zaragoza, y que quedó maltrecho del accidente ocurrido en los Ángeles de San Rafael (se salvó de milagro por hallarse en la mesa de presidencia) pegarle a sobaquillo y lanzarle dos metros contra una de las mesas. “No hable usted así a don Jesús”. “Yo hablo como me da la gana se entera y ni a usted ni a él quiero verles más por Segovia”. Gil y Gil ante semejante socollada salió de naja. Y mira que a Cesar le sacaba más de la cabeza pero jolín cuando uno de Segovia saca el encaste.

En mi pueblo donde con los de la provincia vecina no nos llevamos del todo bien y llamarle a un tío soriano eso no está tampoco bien que esas rivalidades regionales asustan a uno soriano es como llamarle gilipollas. Pero esta tradicional “dis-conllevancia” no era óbice. Lo que sentaba mal en la ciudad del acueducto es que el promotor de la urbanización de marras cuyo suelo se vino abajo total 58 muertos y casi doscientos heridos, local construido sin licencia de obras y toda una chapuza vaya hubiera ingresado en la cárcel provincial por la cual pasaba yo tantas veces de niño camino de la escuela y la hubiera convertido en un hotel de cinco estrellas permitiéndose el lujo de invitar a langostinos a los celadores, tener al alcaide de su mano y a toda una camarilla de internos haciendole la corte al promotor inmobiliario.

PRISIÓN DE VILLA ÁNGELA



El presidio estaba detrás de los jardines de Villa Angela y fue allí donde tras los altos muros y entre barrotes escuché cantar a Agapito Marazuela tonadas maravillosas. “Que tunos son los labradores madre qué tunos son. Las tierras del camino las aran mejor”. El gran folclorista castellano estuvo entre rejas por rojo y por malos quereres que en mi pueblo los hubo bastante y no quiero pensar más en ello. Nuestro dulzainero purgó larga cadena, evidente injusticia, mientras que el negociante y más de uno le llamaba farsante gracias a sus buenos arrimos se fue de rositas con 52 muertos a sus espaldas a causa de su imprudencia temeraria. Pleitos tengas y los ganes que dice el gitano.

Debió de tener buenas aldabas. Escribe Juan Luis Galiacho que recibió la condicional y luego el indulto firmado por Carrero Blanco en 1972 merced al valimiento del Opus y de grupos de negocios cercanos a la Sinagoga de la calle Balmes madrileña. Se decía amigo de López Bravo y Laureano López Rodó. ¿Ubi sunt? ¿Dónde están? Los dos primeros murieron de forma trágica. El tercero en su cama. Y don Jesús tras una vida azarosa cría malvas no sé si desde hace un año o desde hace dos que me falla algo la memoria.

Siempre que corono en mi coche este collado segoviano donde se ven las puertas del casar urbanístico de granito con las pasarelas alzadas y un aire triste en sus dos monolitos como de duelo perenne pienso en el impacto que causó en España (trabajaba yo en SP y era redactor de noche y me acuerdo que se disputaba la final de la Copa del Generalísimo). El país era un clamor. El nombre de Jesús Gil y de mortuis nihil nisi bonum (no hay que hablar mal de los difuntos) Dios lo haya perdonado me retrotrae a una época con sus grandezas y sus miserias. El primer seiscientos, las vacaciones pagados, el sueldo de ocho mil pesetas, pisito a plazos a casarse se ha dicho, la nevera, el televisor, el tocadiscos y el sueño de una parcela en el campo. Se estaba produciendo el fenómeno social de la emigración masiva a las ciudades España dejando de ser rural pero los españolitos de a pie soñaban tener con su segunda vivienda fuera de la urbe o su cigarral.

En fin el despegue y en parte eso se lo debemos a ese espíritu pragmático de los tecnócratas del Opus un ojo en el cielo y otro en el suelo tal vez pero a mí siguen sin salirme las cuentas. España dejó de ser mística para dedicarse a los negocios basándose en palabras como renta per cápita, aggiornamiento producto bruto tablas in put out put y polos de desarrollo. Todo cambió y ya no nos conocía ni la madre que nos parió.

HOMBRE DE SU TIEMPO



De facto Gregorio Jesús Gil es un hombre de su tiempo un hijo de su época rueda voltaria en la cual rodamos todos arriba abajo adelante detrás. Es la furia del espantapájaros y del peregrino perseguido por su sombra a la cual nunca más volverá a pisar. No era desde luego el antiguo chatarrero y ventajista que llegó a alcalde de Marbella y a presidente del Atlético de Madrid, sabiendo poco de futbol un deporte que no le interesaba, sólo lo utilizó de trampolín hacia el poder, aunque lo hubiese practicado en sus años escolares con los claretianos de Aranda, un bausán aunque fuese por el mundo con ínfulas de bufón y estafermo perdonavidas. No era sin embargo más que la cabeza de turco. Debajo de la chistera de Jesús Gil se agazapaba el conejo de muchas otras movidas. Éstas, por ejemplo que estamos padeciendo con efecto retardado. El país se ha convertido en un gran círculo marbellí de tomas y dacas gatuperios y enjuagues. Él fue el que encentó aquella olla.

Mal estudiante de veterinaria alguna magdalena misericordiosa le ayudó a pagarse la pensión y le daba para un bocata cuando no le alcanzaba. Y la verdad es - no nos duelan prendas al arrimo de alguna criada o alguna viuda compasiva- que todos los de esta generación hemos sido un poco macarras. Fue muy duro abrirse camino pero Madrid era una tierra de oportunidades y nos sobraba el trabajo. Sin embargo, esto tenía sus riesgos. Gil fue por la vida con ínfulas de nuevo rico guiado por su buena estrella que tampoco le libró de algunos estacazos. Yo nunca llegué a creer que pudiera haber tanta codicia y tantas ganas de trepar por la cucaña en los pechos de mis compatriotas hispanos al regresar desde el extranjero cuando cambió la tortilla.

Era el vale todo y el quitate tú para ponerme yo. Los malos modos. El enchufismo, el cainismo, la fanfarronería y para colmo en torno suyo creció el síndrome de García. La falta de ideales. A tomar por culo la deontología profesional y la ética. Los años ochenta y noventa España fue un país triste. Medio país se levantaba con Luis del Olmo, pasaba las tardes con Encarna y se acostaba con el “Butanito”. A la sombra de Jesús Gil, como animador cultural o más bien mamporrero de vicios y ocios se produjo el síndrome de la corrala mediateca con su vulgaridad y su ramplonería. El fútbol es en España una droga.

Cundieron las malas formas. Y como para muestra un botón no hay más que remitirse a los comunicados de prensa de prensa que emitía Antonio Domínguez Olano cuando era el hombre encargado de la imagen dios los cría y ellos se juntan de Jesús Gil como jefe de informativos del Atlético de Madrid. Toda esa zafiedad de entonces la cría actualmente la llamada prensa rosa.



¿Qué se hizo de tanto frenesí? ¿Qué fue de tanto galardón? ¿Dónde nos dejamos al caballero español? ¿Casta de hidalgos? Ni mucho menos. Los tiempos dieron paso a los perailes del azoguejo a los diablos cojuelos. Murió don Quijote nació Sancho. Vino el navajeo entre nosotros la envidia la emulación y los azotacalles y arrebatacapas que todos querían medrar y un cargo en el gobierno pero el soufflé no sube dos veces que dijo el Gran Ciprés. Entraron en trompa las percheleras pechugonas y los truhanes del Potro cordobés, los descuideros de Zocodover y los hijos de Tigre Juan en el Fontán ovetense.



PERCHELERAS

Me dije consternado ante el espectáculo de mi profesión ¿Pero este es el país por el que yo he luchado a brazo partido contra los ingleses y contra los galernazos batiendome en duelo con los topos del KGB y los “moles” de la CIA al grito de mi país con razones o sin ellas? No podía ser. No daba crédito a mis ojos pero ciertos son los toros. Ahora estamos recogiendo lo que sembramos en aquellos años y si nuestra patria se desmiembra es porque nosotros mismos los unos y los otros la llevamos al caos. Inducidos desde luego por “alguien” que dirige el guiñol de las marionetas en la sombra. La Gran Sabiduría donde había amor y conformidad puso odio envidia rebeldía y emulación. Poderoso caballero fue el que volvió las tornas.

El Gil no es más que un paradigma un semblante. Yo hice mutis por el foro. Se nos cerraban las puertas de las redacciones de las editoriales y las imprentas. ¿Que hizo Vm. don Verumtamen? Pues vivir beber y seguir escribiendo llevado por el lema horaciano del Beatus ille qui procul negotiis. Cuando todo el mundo empezó a cambiar de chaqueta yo pensé para mi capirote muchas judiadas debieron de hacer aquellos cabrones cuando los que no queremos dar nuestro brazo a torcer y seguimos acérrimos en la honestidad de siempre nos han cogido de pendejos y nos toman de cimbel. Ojo al cristo que es de plata, Verumtamen. Me hice el loco. Es un remedio que a`rendí en los supervivientes del gulag con Stalin yo que he pasado las horcas caudinas de Felipe más luego el extrañamiento de José Mari que creo que fue incluso peor con la Aguirre de gran comadre y ahora estoy instalado en la Zapatería.



Hortus conclussus la llaman (jardín cerrado, tierra de María Santísima) pero España quizás regalo de forasteros y generosa con los extraños, y madrastra cruel, síndrome de Saturno, para con sus propios hijos a los que devora, ha dejado de ser para los que acá nacieron ameno jardín. Me temo el finis Hispaniae. La gran nación madre de Europa y baluarte de la catolicidad se acaba ante la labor de zapa de sus enemigos eternos, los interiores y exteriores, que se la tenían jurada y socavan los muros y cimientos de la patria mía.

Al estatuto prostituto que cuando redacto estas líneas se vota en referéndum seguirán la independencia de los vascos y gallegos. Clima de agotamiento moral. A este desenlace nos ha llevado la cultura del pelotazo. El fijador de Mario Conde, la calva de Roldán en la cárcel o el recuerdo de las boutades de Gil que en paz descanse.

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA

No es mi culpa. Y a propósito de esa congoja que ha movido mi pluma durante todos estos años pasados de cosas extrañas pero sin esperanza de publicar denostado y calumniado - ya llegará mi hora porque les he dicho a mis hijos que cuando muera tiren de cajón porque hay gavetas en las cuales se van a encontrar hartas sorpresas y tras de tiempos vendrán tiempos- porque las prensas (imprenta y opresión tienen a veces la misma raíz paradójica y pueden coartar la capacidad de expresión del mismo modo que enjaular el pájaro de la libertad y sacrificar en su columbario a la paloma de la paz) están en manos de quien está.

El síndrome Gil bañó toda la vida española durante dos décadas contagiando a los Lara a los Asensio y al grupo Z que yo no sé si serán los hijos de la gran Z de los que les hablé, los Lazarov, los Cebrián, Polanco y comparsas. El español más famoso de hace tres lustros se llamaba García de la misma forma que el de ahora se llama Rodríguez y hemos puesto un negocio de zapatería pero ya digo no es de él toda la culpa. Es lo que nos merecemos. Sostenella y no enmendalla pero la cosa no tiene vuelta de hoja.

Claro que mirando atrás sin ira no hay que exagerar el lado negativo. Algún justo debe de quedar algún justo de Israel y uno de ellos pudo ser aquel oscuro gobernador civil de provincias y hoy un enfermo desahuciado de alzeimer que la aciaga tarde de junio del 69 en San Rafael se fumó tres cajetetillas y le quitó a Gil la pistola cuando apuntaba para un numero de la Guardia Civil quitate de ahí mamarracho con un par y trató de poner orden en medio de la hecatombe.



Mi recuerdo no puede ser agradecido a este hombre Adolfo Suárez, al que parecen haber olvidado todos y la fortuna le salió esquiva después de todo un cúmulo de desgracias personales. Sin embargo velay y por ironías del destino un falangista convertido un verdadero demócrata y gracias a su altura de miras y a su espíritu patriótico esta paz precaria sí pero de la cual aun gozamos todos. Gracias a él se orquestó el consenso y se evitó que este país cainita se tirase al monte. Adolfo, ponte bueno. Vuelve. Para evitar que toda la pella se nos derrumbe harían falta muchos como él.

REGRESA, ADOLFO

Era uno del comedio, del centro, de la llaneza castellana. Pero lo dejaron más solo que a Romero Robledo. Es nuestro sino. Castilla face los omes... Pero ahí queda eso. La gran obra del Duque de Suárez. Si desmontamos el espíritu del 78 es fácil que podamos regresar a las andadas ¿Otra vez a tiros? Pues sí aquí el personal no parece conforme si no le dan una guerra civil aunque ahora sería pavorosa aunque en realidad ya vivimos un ambiente de guerra civil larvado pero sin armas sin movimientos de ejércitos porque no hay ejércitos ya pero conociendo a los españoles estoy seguro de que tirarán de navaja. En verdad ya se está produciendo ese fenómeno y cuidado con el perro que muerde según declara mi admirado vecino de página Félix Arbolí. Adolfo, vuelve por favor. ¿Cuándo volverá a amanecer? ¿Cuándo a resurgir? Miro enredor y es noche cerrada todavía,

En cuanto a Jesús Gil que pese a sus aires yo creo que era una buena persona y un hijo de su tiempo dios le haya perdonado. Acaban de pasar 37 años de lo del derrumbe del restaurante de San Rafael donde perecieron 52 comisionistas de Spar y hasta el sacerdote que bendecía la mesa murió pero yo lo recuerdo como si fuese ayer. Descansen en paz.

18 de junio de 2006