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jueves, 31 de enero de 2013

JUAN DE JAUREGUI


JUAN DE JAUREGUI
pintor y escritor sevillano de la escuela de Velazquez, amigo y tutor de Juan de PACHECO, suegro de DIEGO VELAZQUEZ

rimas de Iván de Jauregui

sevilla 1618, imprenta de Lyra Valero

facsimil

196 pp

Texto importante porque Iván fue el impulsor del dogma de la Inmaculada y del culto a Maríoa Santísima

18€ más gastos postales

lunes, 28 de enero de 2013

francisco manuel de melo GUERRA DE CATALUÑA


GUERRA DE CATALUÑA
por el portugués Francisco de Melo

narra el asalto a Barcelona por las tropas de Felipe IV para sofocar la sedición ocasionada por el levantamiento de Los Segadores

compañía iberoamericana de publicaciones

madrid 1930

184 pp

tiene este libro gran actualidad porque amenaza la secesión de España.

aquella fue una guerra cruenta

precio 12€

gastos postales 3€

edición algo fatigada pero en buen estado general

WALDEMAR BONSELS. NOTAS DE UN VAGABUNDO

Descripción:
Aguilar, Madrid, 1932.

Encuadernación de tapa blanda. Estado de conservación: Muy Bien. Formato en 8°mayor. Traducción de A. Lázaro Ros. 221 pp.

PRECIO: 4.50€ GASTOS POSTALES 4€

domingo, 27 de enero de 2013

la barca sin pescador alejandro casona

edaf 1983, 123pp 1.50€ + gastos postales pedidos baskresenia@terra.es

fray filippo lippi, emilio castelar

emilio castelar escribió esta gran novela histórica sobre la italia del quincento piel 253pp ediciones orbis barcelona 1989 6€ + gastos postales total 10€ pedidos baskresenia@terra.es

T. BLAKELEY, ESCOLÁSTICA SOVIÉTICA

escolastica soviética thomas blakeley alianza editorial libro de bosillo madrid 1969 231pp 2.50€ y 2.50@ gastos postales

LOS PELIGROS DEL ALCOHOL

Descripción: Sintes. Barcelona. Codigo: 112788. Tema: Medicina y Salud Medicina & Farmacia Autoayuda Guis Practicas. Editorial: Sintes. Barcelona en 1950. Pags:107. Rustica con sobrecubierta ilustrada. 5€, GASTOS postales 3@ pedidos bibliopolis@terra.es

POMIALOVSKI Nicolai Jersolamovich

nicolas jerosolomich POMIAVOSKI LA BURSA VIDA EN LOS SEMINARIOS RUSOS TITULO ORIGINAL ocherki bursi (ensayos sobre la bursa) barcelona 1946 ASTARTÉ Prólogo y traducción de A. MARCOV 186PP BELLISIMO Y ENTERNECEDOR LIBRO PRECIO 15€ se incluyen gastos de envío a España pedidos bibliopolis@terra.es

sábado, 26 de enero de 2013

pedro de la puente LOS SOLDADOS DE LA GUARDIA relación de las costumbres castrenses en los tercios españolesd publicación del ministerio de defensa 12€ gastos de envío 3€

SEGOVIA AQUELLAS TARDES DE PASEO

TARDES DE PASEO Ir y venir que llaman acarrear las tardes de paseo (jueves y domingos y fiestas de guardar) eran imprescindibles. La alegre muchachada iba por la ciudad, bajaba las escarelillas de San Policarpo o devanaba los peldaños de granito ternas de tres en fondo becas rojas al viento el bonete de cuatro picos en la molondra las sotanillas negras de un luto riguroso para indicar que habíamos muerto a la carne para nacer a las cosas del espíritu, transpuesto uno de los siete postigos que guardaban las viejas entradas de la ciudadela, llenaban de alegría y de juventud las calles de la ciudad en ternas de tres en fondo en las primeras filas los pipiolos a retaguardia iban los gastadores los que estaban pegando el estirón y el hábito talar quedándoseles cortos mostraban los bombachos de pan y a la legua se notaba que iban a ser altos. Como Penjamo el pobre al que el desarrollo le había llegado más temprano su madre María la Viuda no ganaba para sotanas. Los pantalones algo remendados le quedaban pesqueros y le subía como una flor de girasol el alto cogote desde el vértice del alzacuello que también le quedaba grande e iba siempre desabrochado hecho una facha. Tosía y adelgazaba. Se llamaba Enrique Gudiel pero todos lo conocíamos por sus motes: Penjamo, Zurdo y el Despensa porque era nuestro panadero que nos suministraba pedazos de hogaza a perra chica la ración. Traía una alcancía bajo la pechera del guardapolvos. Siempre se le veía comiendo a dos carrillos pero por aquello de que no sólo de pan vive el hombre no engordaba ni a tiros. Algunos creían que podía tener la solitaria pero tan sólo era el desarrollo que le vino tempranillo a los once años y le hacía alto y desgarbado pero simpático. Cantaba rancheras y el sobrehúsa le vino porque imitaba muy bien a Jorge Negrete y su tonada popular por aquel entonces de “Ya estamos llegando a Pénjamo”. Caminaba algo estevado porque con el crecimiento le nació una cifosis. -Gudiel, crías chepa -Porque soy un animal vertebrado-contestaba- Nunca habrás visto a una lombriz que tenga joroba. Ni a ningún gusano. -Sí. El caracol. -Pues es lo que tú eres un caracol. Y, como me sigas metiéndote con mi giba no te doy pan. Se cierra la despensa ¿estamos? Se sabía todas las canciones y silbaba muy oportunamente de las diversas maneras. De la forma tradicional o bien o introduciendo sus dedos finos y largos de tuberculoso, como hacen los pastores que silban con los dientes, los dos dedos en la boca con tanta fuerza y solercia como los mismos pastores de la mesta. Y yo que nunca supe silbar admiraba sus habilidades. En la clase de solfeo, por su buen oído, era el primero de la clase. Cuando salíamos de asueto o quiete porque habíamos heredado muchos términos que sólo utilizaban los jesuitas allí en la última terna y andando con ciertos movimiento de jirafa venía el bueno de Penjamo cerrando carrera, seguramente que cuando fuese a la mili lo elegiría el sargento para cabo gastador pero Gudiel no era muy aficionado a la milicia. Su vocación era la de tendero y pensaba que con un poco de suerte el obispo podía pedirle que se hiciera cargo del economato diocesano o hacer unas oposiciones a racionero catedralicio porque las cuentas se le daban tan bien como la música. Iba el pobre esperanzado con su futuro en estos paseos en los que por su egregio talle destacaba pero ignorante de la desgracia que le aguardaba pues un jueves de primavera lo alcanzó una moto con sidecar al pasar cerca de la estación cuando teníamos que pasar por la angostura del puente romano. El que guiaba no vio a nuestro compañero o no le dio tiempo a frenar. Aquel suceso nos impresionó a todos. Velamos su cadáver en el paraninfo que se utilizaba como cámara mortuoria cuando fallecía algún alumno, cosa infrecuente o alguno de los padres, un hecho bastante normal. En turnos de tres durante el día y la noche. Durante al hora de vela se rezaba el rosario, se recitaba el oficio de difuntos y se entonaba un responso. Enrique Cudiel tendido sobre una mesa de escritorio que servía de catafalco tapada de bayeta negra estaba muy guapo. La expresión de su rostro expresaba dulzura y serenidad. Vestido con sotana y de sobrepelliz, tenía a su lado entre los cuatro blandones el bonete, la beca roja y un devocionario, tambien un cilicio que por lo visto llevaba colocado en la rodilla cuando ocurrió el percance. Este detalle por lo inesperado pues nunca hubiéramos pensado que el Zurdo fuese tan piadoso pues daba apariencias de tibio y de vivalavirgen nos dejó lelos. Tendido allí cual largo era parecía incluso más alto que en vida. Hasta puede que a la muerte creciese algunos centímetros. Su cara rebosaba beneplácito y no quedaban señales de magulladuras, sólo un poco en una ceja, del accidente pero el golpe de la moto lo había reventado por dentro, dijeron los médicos. Todo el seminario con sus cuatro colegios de latinos retóricos filósofos y teólogos quedó muy triste. No acertábamos a explicarnos la razón por qué había sido llamado tan pronto pero el padre maestro en sus platicas y recordatorios hizo hincapié de que los designios de la providencia son inescrutables. Al paso en sus platicas nos hizo recapacitar sobre la brevedad de nuestra existencia, de lo fácil que es padecer una muerte repentina y adujo el ejemplo de aquel seminarista santo y sabio al que le preguntaron qué es lo que haría si supiese que a la hora siguiente iba a tener que rendir cuentas al Altísimo: -Pues seguir haciendo lo que estoy haciendo ahora mismo. La muerte no es más que un paso a la bienaventuranza Y nuestro predicador insistía en la moraleja aduciendo palabras del papa Pío X: -Dadme un seminarista que cumpla el reglamento y lo subiré a los altares ipso facto. El suceso había conmovido a la ciudad y la prensa local dedicó a nuestro compañero páginas y páginas. Nos enteramos que su madre había quedado viuda después de perder a su marido que estuvo preso por sus ideas políticas en el penal de Ocaña. El padre de gudiel ¿moriría de muerte natural o fue uno de los muchos represaliados de la guerra civil? La pobre mujer asistía por las casas para costear los estudios de enrique. El bien va por abajo y no se ve, decía el padre Mañanas, el mal es mucho más jacarandoso y alarmista. Lo que es una verdad como un templo. La bondad pasa a nuestro lado sin rozarnos sin que nosotros nos demos cuenta. Estos casos de heroísmo callado aplacan la cólera divina y gracias a estos justos de Israel el mundo sigue caminando. Por su parte el padre rector nos recomendaba que anduviésemos con siete ojos cuando saliéramos por la carretera de Madrid porque el tráfico es “cada vez más intenso y algunos van como locos”. -No os preocupéis por vuestro amigo-agregó- porque está ya al lado del padre. Lo acabo de sentir en mi oración. Ha ido derechito al cielo. Palabras misteriosas del Rector el cual se pasaba horas y horas delante del Sagrario. Algunos hasta le vieron en un trance. Se decían cosas raras como que le habían visto en dos sitios a la vez y levantarse dos palmos del suelo en el momento de alzar. Seguramente había tenido una visión. Ello nos tranquilizó pero aquel óbito tan súbito e inesperado nos desubicó a muchos. ¿Por qué Dios permitiera aquello que el Zurdo pereciese de una forma tan estúpida? ¿Estaba acaso en sus infinitos e inescrutables designios? Los ojos de la carne no alcanzan lo que divisa la inteligencia divina. Era el primer muerto que yo veía en mi vida. Al correr de los años algunas noches cierro los ojos y le veo allí tendido a mi amigo que no pudo ser misacantano con su roquete y su bufanda estudiantil el impoluto roquete con gesto sereno y apacible como diciéndome como me ves te verás pero no tengas cuidado. La muerte no es el final. Es sólo un paso. Durante unos meses me di a pensar en cosas lúgubres y se afianzó mi vocación sacerdotal y mi deseo de servir a las almas, todo muy etéreo, muy vacuo y como prendido con alfileres, porque en un seminario sólo se aprenden ideas generales de espiritual que luego te quedarán para toda la vida, a la vista de la inconsistencia e inconstancia de las cosas terrenales y de lo poco enteriza que es la sabiduría del mundo. Sic transit gloria mundi. Fue mi primer velatorio y mi primera meditatio mortis. Hasta entonces la muerte había sido un hecho lejano. Ahora cobraba carta de naturaleza. Durante las semanas que siguieron nos volvimos más fervorosos, menudeaban las visitas a la capilla y algunos se quedaban sin merendar ofreciendo el postre a los pobres o dejando sufragios en el chepillo de las ánimas que estaba cerca de la sala capitular. La noche que falleció a mi me correspondió ir a rezarle con otros dos de mi curso Dionisio Fenogreco y Chus Peralta quienes a consecuencia del suceso que voy a relatar hicieron un extraño pacto a imitación de Santo Domingo Savio del que hablaba con mucho fervor nuestro querido padre Mañanas por entonces. Era el turno de medianoche el paraninfo estaba en semipenumbra sólo alumbrado por un farol y el resplandor de los cirios mortuorios. Llegaban de la calle donde otrora había un mesón famoso que regentaban los padres de la Compañía y ahora era un bloque de viviendas protegidas de Falange voces estentóreas de los últimos borrachos. Tengo que decir que el paraninfo o salín de grados también aula magna era un cuarto impresionante el más distinguido y adornado de todo el recinto. En él se leían las tesis doctorales, otrora se celebraron concilios provinciales y se celebraban las oposiciones a canonjías y a catedral. Sobre un estrado sobre el que se alzaba el baldaquín del obispo forrado de damasco y con un cristo con los ojos bajos a las espaldas yacía una clepsidra. Era una especie de botijo de cristal con dos compartimentos estancos. Este reloj de arena medía el paso del tiempo con una precisión mayor que la de un cronómetro suizo y el rato que tardara en pasar la arena en la parte superior a la de abajo era el que cumplía al examinando para exponer su tesis y responder a las preguntas del tribunal, generalmente hora y media. A cuatro calles se levantaban las tribunas o palenque gradual los escaños todos ellos de madera de pino crujiente y resonante convergiendo en semicírculo sobre una especie de ruedo en el que esgrimía sus razones o sinrazones el ponente. Por las trazas podía ser un parlamento pero a mí me recordaba el sitio aquel no sé por qué al concilio de Trento. Bajo sus artesonados de atauriques arabescos habían resonado plegarias como la del Veni Creator y se había hablado a voces en latín defendiendo la infalibilidad de la Iglesia en algunas cuestiones. Allí los filósofos innumeras veces se habían hecho perplejos la misma pregunta de siempre la que formula Pilatos antes de su lavatorio de manos: -Quid es veritas? ¿Qué es la verdad? Buena pregunta. Ante le cenotafio del cadáver de aquel niño nuestro compañero no habían respuestas. El silencio de aquel rostro espantaba los gritos de los teólogos que en aquel lugar disertaron sobre las súmulas tomistas y Aquino podría haber esgrimido su dictamen: -Conclussus es contra maniqueos. De ahí que el paraninfo fuese llamado la sala del Rey de Francia. Los tomistas se zurraron de lo lindo con los suarecianos explayándose en frases y nomenclaturas. Sobre los estrados se tenían la tea los más avezados silogismos. Las disputas medievales tenían algo de ordalía. Allí hasta podría probarse que la tierra era cuadrada y lanzar anatemas contra el pobre Galileo Galilei hijo de Galileo. Allí podría haberse descubierto el movimiento continuo. Lógica. Mucha lógica. Pero siempre los mismos gritos, las mismas voces, la vacuidad de una exultación retórica. Cánones. Disposiciones de los concilios. Tuve la sensación de que todo aquello que estudiaba no servía para nada. Con todo fueron una buena gimnasia mental pero sufriríamos lo nuestro cuando al correr de la vida descubrimos que la tierra es redonda, da vuelta sobre su eje, que la historia tiene tres marchas (primera, arranque, directa) mas, nunca reversa y en este mundo no cabe marcha atrás. Mientras tanto, el estampido de “licet” (con la venia) “nego minorem sed concedo maiorem subsumptam” y nos empapábamos de los universales aristotélicos. Más tarde en la universidad central nos hablarían de las mónadas kantianas que eran más o menos lo mismo y parece que aun estoy viendo a don Fausto meneándosele un poco la cabeza por lo del parkinson mientras se fumaba y empezar la lección: -Dicas, dicas, Gregorie, in sermone latino… Dicas.. Dicas enim. Y había que responder a lo primero: -Domine Y después continuar con lo que habías memorizado en la lengua de Horacio. Aquello ahora puede sonar extraño pero entonces no dejaba de tener su encanto. Por lo demás todas estas razones se quedaban mudas ante el cuerpo presente de nuestro amigo al que había matado una moto. El que le guiaba estaba borracho. Nuestro profesor de Lógica se quedó mudo y siguió fumando su habano: -No. No hay respuesta. Sólo la fe, hijos pero la fe es un regalo de Dios- dijo nuestro profesor y capellán de las monjas, quedándose muy pensativo. Era el primero que se iba. Los blandones ardían lentamente y con tristeza iluminando u oscureciendo el misterio de la eternidad. Empezamos a rezar el rosario. Tocaban misterios gozosos. -Por la señal de la santa cruz líbrenos el Señor de todo mal en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu. A Enrique no le había valido la invocación. Se lo llevaron los ángeles que viajaban en el sidecar. Eran unos ángeles malos y su ángel de la guarda les increpaba a grandes voces y lamentos que podían ser escuchados en el barrio de Jauja y llegaban hasta la estación confundiéndose con los pitidos del mixto que llegaba a aquella hora de Santander. Sobre el zócalo un pintor con mucho alarde el que había aderezado aquella casa c. 1595 había estampado escenas cinegéticas de la antigüedad clásica. En un escusón aparecía Diana Venatrix disparando su arco contra dos rebecos que se alejaban, en otra Neptuno soplando por su cabeza monstruosa y poblada de barbas mojadas, en la otra estaba Apolo y en otra Venus semidesnuda. No te creas que mucho lo pasábamos mal al mirar para el techo. Porque en el paraninfo vi yo a mi primer muerto y tambien la primera mujer en cueros. A más de uno le debieron de entrar pensamientos escabrosos y algunos directores espirituales protestaron ante lo que ellos consideraban una falta de recato propios de la paganía pero el Rector que era un humanista amante de los autores latinos y de la mitología ordenó dejarlas como estaban: -Esas figuras del peralte, padre Mañanas, no son más que símbolos. No tienen nada de pecaminosos. Así y todo el jesuita del que hablaremos más tarde largo y tendido era muy escrupuloso en tales cuestiones y ordenó a sus pupilos que cuando entrasen en el aula magna jamás mirasen para arriba y que dijesen una jaculatoria al trasponer el umbral: -Señor, antes morir que pecar. Se me ha quedado la oración y la repetía yo muchas veces a veces inconscientemente. Eolo manejaba los vientos. Nosotros manejaríamos las conciencias. Jano abriría las puertas del infierno a los que se suben a la barca de Queronte y nosotros les abriríamos las puertas del cielo. A Venus había que verla como emblema tutelar de la vida y de las cosechas. Estos eran los argumentos del Rector que no acaban de convencer a Mañanas. Pero allí el cristianismo se respaldaba en lo que había antes que era la mitología. Y los dioses y las diosas olímpicas compartían sitio junto con el crucifijo y presencia en las sesiones escolásticas. Allí tenían lugar los plenos diocesanos, las lecciones magistrales, allí se sentaba el tribunal a cátedras, allí se votaba la terna para elegir a los obispos. Era el salón de actos de las sesiones inaugurales y de la concesión del titulo de Magíster Artis y de Bachellor Artis el MA y el BA. Igual que en Oxford porque todo hay que decirlo en muchas de sus costumbres disciplinarias los ingleses se inspiraron en los jesuitas a los que admiran y fruto de tal admiración nos vino de las Islas el bueno de Chespi al que cantábamos el Iste Confessor por las fiestas del obispillo. La sala de deliberaciones olía a moho y humedad. Un día era aula magna y al día siguiente tanatorio. No somos nadie
TARDES DE PASEO Ir y venir que llaman acarrear las tardes de paseo (jueves y domingos y fiestas de guardar) eran imprescindibles. La alegre muchachada iba por la ciudad, bajaba las escarelillas de San Policarpo o devanaba los peldaños de granito ternas de tres en fondo becas rojas al viento el bonete de cuatro picos en la molondra las sotanillas negras de un luto riguroso para indicar que habíamos muerto a la carne para nacer a las cosas del espíritu, transpuesto uno de los siete postigos que guardaban las viejas entradas de la ciudadela, llenaban de alegría y de juventud las calles de la ciudad en ternas de tres en fondo en las primeras filas los pipiolos a retaguardia iban los gastadores los que estaban pegando el estirón y el hábito talar quedándoseles cortos mostraban los bombachos de pan y a la legua se notaba que iban a ser altos. Como Penjamo el pobre al que el desarrollo le había llegado más temprano su madre María la Viuda no ganaba para sotanas. Los pantalones algo remendados le quedaban pesqueros y le subía como una flor de girasol el alto cogote desde el vértice del alzacuello que también le quedaba grande e iba siempre desabrochado hecho una facha. Tosía y adelgazaba. Se llamaba Enrique Gudiel pero todos lo conocíamos por sus motes: Penjamo, Zurdo y el Despensa porque era nuestro panadero que nos suministraba pedazos de hogaza a perra chica la ración. Traía una alcancía bajo la pechera del guardapolvos. Siempre se le veía comiendo a dos carrillos pero por aquello de que no sólo de pan vive el hombre no engordaba ni a tiros. Algunos creían que podía tener la solitaria pero tan sólo era el desarrollo que le vino tempranillo a los once años y le hacía alto y desgarbado pero simpático. Cantaba rancheras y el sobrehúsa le vino porque imitaba muy bien a Jorge Negrete y su tonada popular por aquel entonces de “Ya estamos llegando a Pénjamo”. Caminaba algo estevado porque con el crecimiento le nació una cifosis. -Gudiel, crías chepa -Porque soy un animal vertebrado-contestaba- Nunca habrás visto a una lombriz que tenga joroba. Ni a ningún gusano. -Sí. El caracol. -Pues es lo que tú eres un caracol. Y, como me sigas metiéndote con mi giba no te doy pan. Se cierra la despensa ¿estamos? Se sabía todas las canciones y silbaba muy oportunamente de las diversas maneras. De la forma tradicional o bien o introduciendo sus dedos finos y largos de tuberculoso, como hacen los pastores que silban con los dientes, los dos dedos en la boca con tanta fuerza y solercia como los mismos pastores de la mesta. Y yo que nunca supe silbar admiraba sus habilidades. En la clase de solfeo, por su buen oído, era el primero de la clase. Cuando salíamos de asueto o quiete porque habíamos heredado muchos términos que sólo utilizaban los jesuitas allí en la última terna y andando con ciertos movimiento de jirafa venía el bueno de Penjamo cerrando carrera, seguramente que cuando fuese a la mili lo elegiría el sargento para cabo gastador pero Gudiel no era muy aficionado a la milicia. Su vocación era la de tendero y pensaba que con un poco de suerte el obispo podía pedirle que se hiciera cargo del economato diocesano o hacer unas oposiciones a racionero catedralicio porque las cuentas se le daban tan bien como la música. Iba el pobre esperanzado con su futuro en estos paseos en los que por su egregio talle destacaba pero ignorante de la desgracia que le aguardaba pues un jueves de primavera lo alcanzó una moto con sidecar al pasar cerca de la estación cuando teníamos que pasar por la angostura del puente romano. El que guiaba no vio a nuestro compañero o no le dio tiempo a frenar. Aquel suceso nos impresionó a todos. Velamos su cadáver en el paraninfo que se utilizaba como cámara mortuoria cuando fallecía algún alumno, cosa infrecuente o alguno de los padres, un hecho bastante normal. En turnos de tres durante el día y la noche. Durante al hora de vela se rezaba el rosario, se recitaba el oficio de difuntos y se entonaba un responso. Enrique Cudiel tendido sobre una mesa de escritorio que servía de catafalco tapada de bayeta negra estaba muy guapo. La expresión de su rostro expresaba dulzura y serenidad. Vestido con sotana y de sobrepelliz, tenía a su lado entre los cuatro blandones el bonete, la beca roja y un devocionario, tambien un cilicio que por lo visto llevaba colocado en la rodilla cuando ocurrió el percance. Este detalle por lo inesperado pues nunca hubiéramos pensado que el Zurdo fuese tan piadoso pues daba apariencias de tibio y de vivalavirgen nos dejó lelos. Tendido allí cual largo era parecía incluso más alto que en vida. Hasta puede que a la muerte creciese algunos centímetros. Su cara rebosaba beneplácito y no quedaban señales de magulladuras, sólo un poco en una ceja, del accidente pero el golpe de la moto lo había reventado por dentro, dijeron los médicos. Todo el seminario con sus cuatro colegios de latinos retóricos filósofos y teólogos quedó muy triste. No acertábamos a explicarnos la razón por qué había sido llamado tan pronto pero el padre maestro en sus platicas y recordatorios hizo hincapié de que los designios de la providencia son inescrutables. Al paso en sus platicas nos hizo recapacitar sobre la brevedad de nuestra existencia, de lo fácil que es padecer una muerte repentina y adujo el ejemplo de aquel seminarista santo y sabio al que le preguntaron qué es lo que haría si supiese que a la hora siguiente iba a tener que rendir cuentas al Altísimo: -Pues seguir haciendo lo que estoy haciendo ahora mismo. La muerte no es más que un paso a la bienaventuranza Y nuestro predicador insistía en la moraleja aduciendo palabras del papa Pío X: -Dadme un seminarista que cumpla el reglamento y lo subiré a los altares ipso facto. El suceso había conmovido a la ciudad y la prensa local dedicó a nuestro compañero páginas y páginas. Nos enteramos que su madre había quedado viuda después de perder a su marido que estuvo preso por sus ideas políticas en el penal de Ocaña. El padre de gudiel ¿moriría de muerte natural o fue uno de los muchos represaliados de la guerra civil? La pobre mujer asistía por las casas para costear los estudios de enrique. El bien va por abajo y no se ve, decía el padre Mañanas, el mal es mucho más jacarandoso y alarmista. Lo que es una verdad como un templo. La bondad pasa a nuestro lado sin rozarnos sin que nosotros nos demos cuenta. Estos casos de heroísmo callado aplacan la cólera divina y gracias a estos justos de Israel el mundo sigue caminando. Por su parte el padre rector nos recomendaba que anduviésemos con siete ojos cuando saliéramos por la carretera de Madrid porque el tráfico es “cada vez más intenso y algunos van como locos”. -No os preocupéis por vuestro amigo-agregó- porque está ya al lado del padre. Lo acabo de sentir en mi oración. Ha ido derechito al cielo. Palabras misteriosas del Rector el cual se pasaba horas y horas delante del Sagrario. Algunos hasta le vieron en un trance. Se decían cosas raras como que le habían visto en dos sitios a la vez y levantarse dos palmos del suelo en el momento de alzar. Seguramente había tenido una visión. Ello nos tranquilizó pero aquel óbito tan súbito e inesperado nos desubicó a muchos. ¿Por qué Dios permitiera aquello que el Zurdo pereciese de una forma tan estúpida? ¿Estaba acaso en sus infinitos e inescrutables designios? Los ojos de la carne no alcanzan lo que divisa la inteligencia divina. Era el primer muerto que yo veía en mi vida. Al correr de los años algunas noches cierro los ojos y le veo allí tendido a mi amigo que no pudo ser misacantano con su roquete y su bufanda estudiantil el impoluto roquete con gesto sereno y apacible como diciéndome como me ves te verás pero no tengas cuidado. La muerte no es el final. Es sólo un paso. Durante unos meses me di a pensar en cosas lúgubres y se afianzó mi vocación sacerdotal y mi deseo de servir a las almas, todo muy etéreo, muy vacuo y como prendido con alfileres, porque en un seminario sólo se aprenden ideas generales de espiritual que luego te quedarán para toda la vida, a la vista de la inconsistencia e inconstancia de las cosas terrenales y de lo poco enteriza que es la sabiduría del mundo. Sic transit gloria mundi. Fue mi primer velatorio y mi primera meditatio mortis. Hasta entonces la muerte había sido un hecho lejano. Ahora cobraba carta de naturaleza. Durante las semanas que siguieron nos volvimos más fervorosos, menudeaban las visitas a la capilla y algunos se quedaban sin merendar ofreciendo el postre a los pobres o dejando sufragios en el chepillo de las ánimas que estaba cerca de la sala capitular. La noche que falleció a mi me correspondió ir a rezarle con otros dos de mi curso Dionisio Fenogreco y Chus Peralta quienes a consecuencia del suceso que voy a relatar hicieron un extraño pacto a imitación de Santo Domingo Savio del que hablaba con mucho fervor nuestro querido padre Mañanas por entonces. Era el turno de medianoche el paraninfo estaba en semipenumbra sólo alumbrado por un farol y el resplandor de los cirios mortuorios. Llegaban de la calle donde otrora había un mesón famoso que regentaban los padres de la Compañía y ahora era un bloque de viviendas protegidas de Falange voces estentóreas de los últimos borrachos. Tengo que decir que el paraninfo o salín de grados también aula magna era un cuarto impresionante el más distinguido y adornado de todo el recinto. En él se leían las tesis doctorales, otrora se celebraron concilios provinciales y se celebraban las oposiciones a canonjías y a catedral. Sobre un estrado sobre el que se alzaba el baldaquín del obispo forrado de damasco y con un cristo con los ojos bajos a las espaldas yacía una clepsidra. Era una especie de botijo de cristal con dos compartimentos estancos. Este reloj de arena medía el paso del tiempo con una precisión mayor que la de un cronómetro suizo y el rato que tardara en pasar la arena en la parte superior a la de abajo era el que cumplía al examinando para exponer su tesis y responder a las preguntas del tribunal, generalmente hora y media. A cuatro calles se levantaban las tribunas o palenque gradual los escaños todos ellos de madera de pino crujiente y resonante convergiendo en semicírculo sobre una especie de ruedo en el que esgrimía sus razones o sinrazones el ponente. Por las trazas podía ser un parlamento pero a mí me recordaba el sitio aquel no sé por qué al concilio de Trento. Bajo sus artesonados de atauriques arabescos habían resonado plegarias como la del Veni Creator y se había hablado a voces en latín defendiendo la infalibilidad de la Iglesia en algunas cuestiones. Allí los filósofos innumeras veces se habían hecho perplejos la misma pregunta de siempre la que formula Pilatos antes de su lavatorio de manos: -Quid es veritas? ¿Qué es la verdad? Buena pregunta. Ante le cenotafio del cadáver de aquel niño nuestro compañero no habían respuestas. El silencio de aquel rostro espantaba los gritos de los teólogos que en aquel lugar disertaron sobre las súmulas tomistas y Aquino podría haber esgrimido su dictamen: -Conclussus es contra maniqueos. De ahí que el paraninfo fuese llamado la sala del Rey de Francia. Los tomistas se zurraron de lo lindo con los suarecianos explayándose en frases y nomenclaturas. Sobre los estrados se tenían la tea los más avezados silogismos. Las disputas medievales tenían algo de ordalía. Allí hasta podría probarse que la tierra era cuadrada y lanzar anatemas contra el pobre Galileo Galilei hijo de Galileo. Allí podría haberse descubierto el movimiento continuo. Lógica. Mucha lógica. Pero siempre los mismos gritos, las mismas voces, la vacuidad de una exultación retórica. Cánones. Disposiciones de los concilios. Tuve la sensación de que todo aquello que estudiaba no servía para nada. Con todo fueron una buena gimnasia mental pero sufriríamos lo nuestro cuando al correr de la vida descubrimos que la tierra es redonda, da vuelta sobre su eje, que la historia tiene tres marchas (primera, arranque, directa) mas, nunca reversa y en este mundo no cabe marcha atrás. Mientras tanto, el estampido de “licet” (con la venia) “nego minorem sed concedo maiorem subsumptam” y nos empapábamos de los universales aristotélicos. Más tarde en la universidad central nos hablarían de las mónadas kantianas que eran más o menos lo mismo y parece que aun estoy viendo a don Fausto meneándosele un poco la cabeza por lo del parkinson mientras se fumaba y empezar la lección: -Dicas, dicas, Gregorie, in sermone latino… Dicas.. Dicas enim. Y había que responder a lo primero: -Domine Y después continuar con lo que habías memorizado en la lengua de Horacio. Aquello ahora puede sonar extraño pero entonces no dejaba de tener su encanto. Por lo demás todas estas razones se quedaban mudas ante el cuerpo presente de nuestro amigo al que había matado una moto. El que le guiaba estaba borracho. Nuestro profesor de Lógica se quedó mudo y siguió fumando su habano: -No. No hay respuesta. Sólo la fe, hijos pero la fe es un regalo de Dios- dijo nuestro profesor y capellán de las monjas, quedándose muy pensativo. Era el primero que se iba. Los blandones ardían lentamente y con tristeza iluminando u oscureciendo el misterio de la eternidad. Empezamos a rezar el rosario. Tocaban misterios gozosos. -Por la señal de la santa cruz líbrenos el Señor de todo mal en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu. A Enrique no le había valido la invocación. Se lo llevaron los ángeles que viajaban en el sidecar. Eran unos ángeles malos y su ángel de la guarda les increpaba a grandes voces y lamentos que podían ser escuchados en el barrio de Jauja y llegaban hasta la estación confundiéndose con los pitidos del mixto que llegaba a aquella hora de Santander. Sobre el zócalo un pintor con mucho alarde el que había aderezado aquella casa c. 1595 había estampado escenas cinegéticas de la antigüedad clásica. En un escusón aparecía Diana Venatrix disparando su arco contra dos rebecos que se alejaban, en otra Neptuno soplando por su cabeza monstruosa y poblada de barbas mojadas, en la otra estaba Apolo y en otra Venus semidesnuda. No te creas que mucho lo pasábamos mal al mirar para el techo. Porque en el paraninfo vi yo a mi primer muerto y tambien la primera mujer en cueros. A más de uno le debieron de entrar pensamientos escabrosos y algunos directores espirituales protestaron ante lo que ellos consideraban una falta de recato propios de la paganía pero el Rector que era un humanista amante de los autores latinos y de la mitología ordenó dejarlas como estaban: -Esas figuras del peralte, padre Mañanas, no son más que símbolos. No tienen nada de pecaminosos. Así y todo el jesuita del que hablaremos más tarde largo y tendido era muy escrupuloso en tales cuestiones y ordenó a sus pupilos que cuando entrasen en el aula magna jamás mirasen para arriba y que dijesen una jaculatoria al trasponer el umbral: -Señor, antes morir que pecar. Se me ha quedado la oración y la repetía yo muchas veces a veces inconscientemente. Eolo manejaba los vientos. Nosotros manejaríamos las conciencias. Jano abriría las puertas del infierno a los que se suben a la barca de Queronte y nosotros les abriríamos las puertas del cielo. A Venus había que verla como emblema tutelar de la vida y de las cosechas. Estos eran los argumentos del Rector que no acaban de convencer a Mañanas. Pero allí el cristianismo se respaldaba en lo que había antes que era la mitología. Y los dioses y las diosas olímpicas compartían sitio junto con el crucifijo y presencia en las sesiones escolásticas. Allí tenían lugar los plenos diocesanos, las lecciones magistrales, allí se sentaba el tribunal a cátedras, allí se votaba la terna para elegir a los obispos. Era el salón de actos de las sesiones inaugurales y de la concesión del titulo de Magíster Artis y de Bachellor Artis el MA y el BA. Igual que en Oxford porque todo hay que decirlo en muchas de sus costumbres disciplinarias los ingleses se inspiraron en los jesuitas a los que admiran y fruto de tal admiración nos vino de las Islas el bueno de Chespi al que cantábamos el Iste Confessor por las fiestas del obispillo. La sala de deliberaciones olía a moho y humedad. Un día era aula magna y al día siguiente tanatorio. No somos nadie
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domingo, 20 de enero de 2013

RICARDO LEÓN MAESTRO ESTILISTA

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



CASTA DE HIDALGOS. RICARDO LEÓN

 

Me recuerda mi adolescencia. Comillas. Los bellos paisajes montañeses. Liébana y Santillana del mar. El destino marca rutas y hay un misterioso pronóstico de tu vivir en los lugares que visitas. Hay dos Asturias. La que termina en san Vicente de Asturias y la de Oviedo que se extiende su dichosa topografía hasta la ría del Eo. Aquellas marchas por el monte y los paseos por la solitaria y desolada playa de Oyambre.

Ricardo León es un estilista que supo encontrar en nuestra sangre la raíz de los godos y narra este encuentro con el pasado castellano en un estilo trabajado y una lexicografía añeja pero que trae a las mientes el sabor de los vocablos cuando las palabras significaban el todo por el todo.

Casta de Hidalgos  es un libro que no fue tallado con pluma sino esculpido a buril. Describe las casas blasonadas, los amplios estragales y las balconadas. Santillana del Mar se reclina de espaldas al mar en el manto de unas montañas que muestran sus crestas erguidas por las que asoman los picos de Cantabria.

Villa guerrera e hidalga. Las rosas florecen en el balcón galerías del mar… aquella morena que está en la ventana con la mirada me dice que me da su corazón… cantaban los mozos rondadores. Aquella morena pudiera ser una reina. Se llamaba tal vez doña Labra o doña Violante, vaya usted a saber. Embrujos y miradas de la Arcadia. Hortus conclussus del pensil hispano. León retrata a los hombres de negra ropilla y de garzotas cimbreándose sobre el gorro montañés como plumas de gallo. Un poco más allá, el sol dora la playa y las olas vienen y van dejando una cola de encaje blancos que recordarán a aquellos caballeros los alquiceles morunos contra los que pelearon a la vera del Guadalquivir.

 Hay un gesto de  fatiga en el rostro de los que vuelven de pelear. Se quitan el almete, el peto y la armadura, dejan las grievas en el portal y se calzan las abarcas campesinas o se visten de la cogolla y del tosco sayal. Monjes y soldados. Todos tienen un algo de campurriana nobleza en el mirar. Pueden soltar en cualquier instante una parrafada de poema épico… yo soy Ruy Díaz el campeador de vivar, ferid los caballeros por amor y caridad. Un borní vuela cetrero por la pomarada y su grito de guerra se mezcla con el lamento poético de un ruiseñor asturiano. Subamos hasta la colegiata por el camino empedrado. Por estos bordillos hizo ya su desfile la historia. Los hombres son altos de cuerpos atléticos y como diseñados con tiralíneas. Las mujeres hermosas y recatadas. Se cubren el rostro con el griñón moruno. Sólo salen ce casa para ir a misa y su vida transcurre oculta y callada entre el escriño, la rueca y la labor del hogar.

Santillana es alto lugar de poesía y de silencios. Es la edad media hecha poema épico y muda crónica de hazañas labradas en la piedra de sus casas blasonadas que guardan las genealogías y las estirpes en sus arcas carcomidas: LOS Verdugo, Tagles, Ceballos, Quirós, Barredos. Allí vivió Velarde el que la sierpe mató y con la infanta casó. Hay lambrequines en las fachadas y escudos con roeles y barras siniestras. Siempre que la visito busco el apartadero del Campo de Revulgo entre los árboles y las fuentes sombreadas por alisedas. Allí en el sosiego; me parece escuchar el rumor de gente que vive y que habla dentro de las casonas cerradas pasto de las hierbas y acometidas por el comején de la humedad que amenaza. Son los fantasmas de mi España

sábado, 12 de enero de 2013

el ojo mejor que tenemos, el mas casto y reverendo que tenemos

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



OJO DEL CULO. OJO DE RA. OJO FLOGÍSTICO

 

Don Nilo el hombre, librero de lance, un santo varón, un justo de Israel, amor en tiempos revueltos (ya ha vuelto a salir la frase hecha) desde que lo suspendieron de empleo y sueldo porque, condenado a galeras, le pusieron de compañero de terna a un marica, y pederasta, erudito muy ilustre de la ciudad de Burgos, conversación amena pero que tenía una debilidad imperdonable por el culo sobre todo por el de los niños inocentes y don Nilo el hombre viéndose condenado no hacía otra cosa que lamentarse de su mala suerte y echaba pestes contra la Organización pero ésta era un muro infranqueable hasta que un día le pegó un meneo a su compañero de filas y lo estampó contra la pared al conjuro de la frase típica menos montar en globo y dado por el ano pues no soy Olano todo lo que quieras. Le llamaron a capitulo, lo empapelaron y le dijeron aquella frase terrible de “mañana no vengas”. Él le explicó al Inspector General que trabajar con don Palamón que era como se llamaba el bibliotecario era misión imposible que no se la deseaba ni a su peor enemigo. Con decir, mire usted, que tengo que entrar en mi sección cara atrás, como iban los ajusticiados de la Inquisición a horcajadas de un asno y mirando para Toledo. y con las dos manos guardando las posaderas, ya le digo todo lo que le tengo que decir, señor Inspector general. Pero el mandamás puso orejas de mercader, se pasaba sus reclamos por los mismísimos, y eso que conservaba fama de ser lenible y no mala persona, que si llega a serlo... Le dieron la absoluta.

Ahora ¿qué hago?, preguntóse a sí mismo. Pues vender libros, hacerme librero de lance e irme por ahí por los mercadillos con mi camioneta, se dijo don Nilo, resolutivo. Leer, escribir, soñar era lo que más le gustaba. Vivía en una nube pero de menos nos hizo Dios. Escogió la plaza del Arrabal de Arévalo como centro de operaciones y allí que se plantaba cada martes con su vehículo, montaba el tenderete y se instalaba al lado de un banco. Venían pocos clientes. Había traído un taburete y allí se sentaba con los tratantes, con los pegujaleros de Martín Muñoz que venían rebosantes las artolas de sus burros de lechugas, berzas y tomates a vender género de la rica huerta; con los labradores ricos marañeros, a los que decía que el Arrabal fue plaza famosa donde tuvieron el punto otrora perahiles, licenciados de Flandes y picaros. Como el Potro de Córdoba, el Perchel malagueño, las gradas de San Felipe en Madrid, el Azoguejo etc. Estas plazas españoles tan esplendidas tan aseadas enmarcadas en soportales fueron coso de la filosofía, albergue del espionaje, descansadero y punto de acogida de la picaresca y centro de operaciones de la gente del bronce pero también de hidalgos honrados que planeaban su viaje a las Indias. Hablaban de mujeres, de trigos, de cosechas y otras noticias por ejemplo de quien había fallecido aquella semana, un crimen truculento como el del alimañero que mató a un dentista un día que regresó al hogar y encontró a la mujer con otro. Por aquellos corrillos pasaba la vida cada martes, el revolver de los ciclos, el girar de las estaciones por el círculo del sol, que cambiaba los rostros y arrugas las viejas heridas, pasaban los años mudaban las épocas. Eran gente del común, sangre municipal y espesa a la sombra de la torre de la iglesia. El reloj de sol empotrado en gran hastial cónico del paramento de la iglesia de Santo Domingo debajo tenía un letrero que decía:

-Tempus fugit

Sonaban las campanadas del mediodía en el carillón. La campana anunciaba con su vozarrón noble que espantaba a las palomas y a los vencejos revoloteando por las socarrenas del muro la hora del Ángelus. Los paisanos que andaban abajo hablando de sus cosas y haciendo tratos por los corrillos se quitaban la gorra en señal de respeto y se quedaban mirando para lo alto del campanario donde extendía sus brazos el Cristo. Mediodía la hora que come el papa. Vayamos a tomar un chato en Casa Pinilla. Eso está hecho, hombre. Todo como en la edad media. Arévalo es católico, noble y sentimental (la plaza se ganó a los moros sin combate en un torneo a primera sangre entre don Bernardo Serantes y el rey Abdelaziz) y pienso que cree en Dios aunque no lo haya visto nunca porque fe es creer lo que no vimos. Don Nilo se levantaba de la tajuela que compró como regalo de caridad a los locos de Quitapesares que luchaban las acometidas de sus paranoias con trabajos mentales,  miraba para el cielo sumido en un respeto reverendo para luego seguir la lectura de su autor favorito don Francisco de Quevedo y Villegas El Grande y se metía en otro mundo arrollado por la cadencia de su prosa.

Por la puerta de Santo Domingo (Dios le perdone a don Nilo) vio en ese momento a un teatino salir dando voces. Vaya por Dios pues las gracias y desgracias del ojo del culo escritas por Juan Lamas el del Camisón Cagado y dedicadas a doña Juana Mucha Montón de Carne las firmó el poeta en un momento de inspiración y editadas por un maestro ocultista: Daniel Lebrato y trata de algo tan humano como son las ventosidades porque si no cagas te mueres y si no te pees no estás a gusto. Caga el rey, caga el pato, caga el águila, y caga el  mulo que según come el mulo así caga el culo por antonomasia.

 peyose  Colasa que suele hacerlo a lo bajini atufando toda la casa. Nueve orificios hay en el cuerpo humano y los nueve dimanan, o echan flojo sobre todo en las mujeres que son sólo cañerías (vista, oído, olfato, el agujero por delante y el agujero de cagar, estos dos últimos son singulares, los tres primeros van en pareja y todos al de por junto empalman como el último de los sentidos, el que posterior muere, que es del tacto) aunque hay algunos que afirman la existencia de un décimo el flogístico, el que llaman ojo de Ra. Ojo de Dios con el que los imagineros paleocristianos representaban a la primera persona de la Trinidad en forma de triángulo. Mas no entremos en teologías que la liamos.

 Según don Francisco los más importantes pero muy pecadores son los de la frente el ojo del culo es el más inocente y por él poco se peca aunque a los de la cascara les sea puerta del vicio nefando locus horribilis. Que de los placeres sin pecar, el cagar. Sí caga alegre, caga contento pero caga adentro. Y la mujer que un pedo suelta no puede ser sino desenvuelta. Ese lugar por donde no daba el sol hasta que llegaron los nudistas es redondo y bien trabado un círculo perfecto de la naturaleza donde caben todos los signos del zodiaco y aunque no es tan claro como los de la cara tiene más hechura… lo tenemos tan guardado pringado entre dos murallas y amortajado en una camisa, envuelto en unos dominguillos y envainado entre dos greguescos que cuelgan como dos falderillos, avahado en una capa que por se dijo béseme vuesa merced por donde no da el sol.

 Sin su reverencia no se puede vivir porque no cabe la posibilidad de un ojo del culo que sea tuerto todos miran hacia lo profundo del cuerpo del que expulsan cuanto sobra. Eso sí; es poderosísimo porque ha muerto muchachos y marchitado yerbas . es paciente y serenísimo, jamás se inmuta aunque a veces lo agobie el picor de almorranas y otorga un placer de los que no suelen desamistarse con ninguno de los diez mandamientos pues no hay gusto más descansado que después de haber cagado. Por eso cantan muchos coplas cuando desembuchan o leen un libro cuando van a la letrina el tiempo de cagar es hora plácida. Es docto y filósofo amparo de soledades porque se nace, se muere y se caga solo, es tarea en la que nadie te ayuda. Y el buey suelto aunque a él con la lengua no puede llegarse a no ser que seas malabaristas. La mayor parte de los cristianos, moros y judías se lo alcanzan con una teja o con la hoja de un periódico español de ahora mismo que sólo valen para cumplir la noble tarea de limpiarse sus miserias cada uno con los artículos del ABC o del País.

Le cumplen nombres infinitos, llamanlo trasero porque siempre va en retaguardia. Es la popa del barco que sufre las inclemencias e injusticias de los temporales ayudando a la navegación de proa y dando a la barca de san Pedro cierta estabilidad. Los dómines latinos dieronle el título de antífonas por oficiarse siempre al cantar de dos chantres porque juega a pares y nones entre las nalgas. Le dicen trancallo los asturianos porque es el portillo que tranca y abre la puerta de los mojones y también manojo de llaves por lo redondo de su forma.

- ¿Hay quien puje?

- Tráigame el bacín vuesa merced.

-¿No hay quien dé más?

-Sí don Artur Mas al que la boca se la hizo un fraile

-Pues que se meta las pesetas por ahí el muy avaricioso y cretino cabalino.

 Son provechosos sus mojones. Lo que excreta nos sirve de abono y luego de alimento, en la naturaleza nada se crea ni se destruye sólo se transforma como la energía. Y como el pedo suele ser cosa alegre que sirve de risa y pasatiempo. El culo no suele meterse con nadie pero recibe demasiados azotes y descargas y en cierto bares de Malasaña hay que entrar con clípeo en el salvohonor pues ese ojo acullá suscita miradas lascivas.

Julio Cesar el emperador era aficionado a las peleas de gallos y hacía durante el transcurso de las mismas, concursos de pedorros. A ver quién pee mejor. El que más fuerte atronase se llevaba una corona de laurel y cien denarios. Al Cesar tales competiciones le divertían muchísimo.

Compañero es del amor porque hasta que dos no hayan peído sobre un mismo colchón no se tiene por seguro que haya habido coyunda ni amancebamiento. También declara amistad porque con pedos los señores suelen divertir a los amigos. Se dice por ejemplo que “soltó un preso e hizo al culo alcalde”. De ahí le viene el nombre de alfaneque de las tripas y redentor de gases cautivos. Fuesele una pluma, irse de bastos, marchó sin decir adiós, señor de Argamasilla cuando sale chilla.

Tirarse un cuesco es asimismo voz aceptada y muy extendida por seminarios y conventos. Nadie sabe el por qué se confunden las ventosidades de los mamíferos- la burra de mi abuelo también se peía- con el futo de los vegetales. Será por lo rotundos y la morfología esferoide de la tripa cagalar esto es el ano. No vayamos a confundir el culo con las témporas


viernes, 4 de enero de 2013

jm de prada y la blau

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



División azul y el alma rusa

 

División azul, cisni divitsia, die Blau. Marchas y canciones, juiventud y mitos. Utilizada como arma de propaganda por el franquismo contra Rusia y ahora por los antifranquistas. Más de lo mismo. La verdad es que los rusos nos dieron hasta en el carné de identidad. Aquellos mozos idealistas o aventureros no estaban preparados ni para las crudezas del General Invierno porque carecían de ropa de abrigo y los capotes que les dieron en Alemania tenían buen corte, eran muy bonitos pero nuestros artilleros, nuestros infantes, nuestros pontoneros y hasta los rancheros tiritaban en las bajas temperaturas. El invierno del año 41 fuew el peor en varios siglos. Se encontraron, venida la primavera con otro enemigo formidable: la rasputitsa, el barro de los caminos encharcados de la estepa copn el deshielo. Las armas que les proporcioaron los alemanes eran buenas pero no las supieron manejar, muchos desertaron y soldados del Wehrmacht y arriesgando sus vida para cubrir la retirada de la Blau que en algún momento se transformó en desbandada hicieron lo posible para que la “defensa elástica” o repliegue evitase el desastre. Los organillos de Stalin, unos pequeños cañones de retroceso que no hacían mucho estruendo pero que metieron el miedo en el cuerpo de los soldados del general Infantes, se convirtieron en una pesadilla; el verdugo de la Blau tuvo un nombre: el general Yukov, un militar zarista que plantaría sus tanques en Berlín y que luego sería purgado por los trotskistas. Stalin nunca le retiró el favor pero Beria, el gran comisario judío, le mandó a Siberia al gran héroe de la Guerra Patria

 Di una conferencia hace muchos años en la sede de FN que ilustré con música polifónica ortodoxa. No me entendieron muy bien pero no me arrepiento; mis observaciones crearon escuela sobre el alma rusa. Aquello estaba lleno de fachas que no de falangistas y algunos se quejaron de  que pronuncié el nombre de una ciudad donde se libró el encarnizado combate a orillas del lago Ilmen a la rusa como “voljov” y no a la a la española que hace una mala versión de la ch germánica que no es exactamente la “ch” castellana.

 Saqué la conclusión de que muchos de aquellos excombatientes no sabían donde habían estado, ni a qué fueron para allá; todo eran ideas confusas pero ciertamente  la Blau fue un mito sacrosanto para el franquismo y yo me crié como aquel que dice en un cuerpo de guardia cuando los suboficiales y oficiales para matar la espera referían historias de los asaltos a bayoneta calada. Debió de ser horroroso. Lo importante para mí no es el valor de aquellos guripas (al soldado español el valor se le supone) sino el espíritu que entroncó con lo más puro y hermoso del alma rusa dando lugar a una gran generación literaria: los Laín, los Ridruejo, los Gómez de la Serna, los Luis romero, los Álvaro de la Iglesia, los Donato León Tierno y sobre todo Tomás Salvador uno de los mejores novelistas de todos los tiempos que escribió una obra memorable división 250, la cual hace una prognosis proféticas a la vista de las torres trucidadas de las cúpulas  de Novgorod, el Vaticano ruso, de que un día volverían a relucir y resurgir porque no en vano Rusia es el país de la resurrección[1]. Lo otro eran batallitas. Recuerdo que mi padre traía a casa todos los meses el Guión una revista que editó el Ministerio del Ejército en que se ponderaba la hazaña de aquellos divisionarios que lucieron el casco alemán pereciendo muchos en tumbas olvidadas a la sombra de una cruz entrecruzada con dos palos de abedul.

 En la escala activa se respetó a los divisionarios al principio. Luego fueron orillados porque en el cuadro divisionario los masones brillaban por su ausencia y algunos se mostraron contra la política del Sistema de antiestalinismo puro y de proamericanismo que siguió Franco en los años 50. Hubo un teniente que se chupó tres años en un castillo a causa de su rusofilia. Lo del resto eran batallitas. Lo que no nos dijeron fue que sufrieron muchas bajas, que no pocos se rindieron o se pasaron a los ruskis y que les dieron una paliza porque aquella guerra no era la suya. Se trataba de una guerra de exterminio organizada por los fabricantes alemanes de armas y los banqueros suizos. Hitler, un loco, no sabía donde se metía. Pero todo hay que decirlo: este destacamento ahorró con su arrojo y valentía mucha sangre porque evitaron la intervención de España en la segunda guerra mundial

 Al sargento Barbado, amigo de mi padre, se le congelaron las manos izando su pieza del 15 y medio cuando descargaba proyectiles contra el palacio de Catalina la Grande. Le habían dicho que la famosa zarina era un poco puta y duro con ella… La propaganda alemana había prometido la cruz de hierro de primera clase al artillero que consiguiera derribar una de las cúpulas del palacio de invierno.

 No sabían donde estaban, ni por qué luchaban, ni donde se metían pero eran conscientes de que su sacrificio impediría la invasión de la Wehrmacht de toda la península ibérica. Franco estaba jugando al ratón y al gato con los ingleses y utilizó a Muñoz Grandes de quien se decía que Hitler quería convertirlo en su sustituto, en trozo de queso. Supuestamente iban en devolución de visita A luchar contra el comunismo, pero allí no encontraron muchos de esos. En los avances atropaban cadáveres entre la nieve de la famosa “pijota” [2] que atacaba en oleadas con cruces al cuello e iconos con la imagen del Salvador en el bolsillo de la guerrera. ¿Dónde quedaban los ateos?

 No eran diablos los combatientes que tenían enfrente sino mozos que podían ser de tu escuadra y que trataban de repeler una invasión genocida con las armas en la mano. Hitler estaba loco. Era un venao que no contaba ni con la dureza de aquel pueblo que quería sujetar ni con las inclemencias del General Invierno, ni de lo disparatado de la operación “Barbarroja”. Cayó como Felipón siguiendo los pasos e incurriendo en los mismos errores de Napoleón.

 Algunos de la Blau se echaron novias soviéticas y acudían a los bailes en la plaza del pueblo con las panienkas pero las panienkas no eran rusas sino polacas y bielorrusas. Definitivamente, nuestros guripas no sabían donde estaban. Estas muchachas cuando avanzaron las tropas del general Yukov serían fusiladas o emplumadas por colaboracionistas.

Hay otra gran novela que profundiza en ese extremo. La escribió Rodrigo Royo convaleciendo de un pepinazo en un hospital de sangre de Vilnius. El protagonista de “Guerra” se enamoró de una judía a la que salva y otorga un pasaporte para regresar a España. ¿Holocausto decía usted? bueno pues según y como.

El holocausto que conocieron aquellos soldaditos hispanos tuvo más que ver que con Auschwitz con el de Leningrado: un millón de muertos en dos años la mayoría a causa del hambre en veintitantos meses de sitio. El holocausto de Stalingrado cerca de quinientos mil entre rusos y alemanes. El holocausto de la primera Guerra mundial[3]. Los rusos sienten un respeto profundo y se cuadran cuando oyen mentar la “gran guerra patria” la mayor tragedia que han tenido en el siglo XX donde pusieron toda la carne en el asador, todo su heroísmo.

Detrás de Stalin estaban los americanos armándose con los mejores tanques pertrechándoles de buenos cazas de combate.

 Que los fementidos no nos vengan con sus batallitas. Ellos en parte fueron los culpables y por eso han inventado un mito en el que muchos caen en la trampa.

La división azul no sé si por aquella conferencia o por la aureola que tuvo entre nosotros a tiempo pretérito constituye todo un género literario plagado de tópicos. Ahora  se nos presenta JM de Prada con su libro gordo de petete. Se llama “Me hallará la muerte”. Es un coñazo pues no en vano este chico de la cuadra de Ansón, un periodista que se han inventado los del régimen o se han sacado de la manga, es de los que escriben largo y tendido. Es el pestiño de sus tardes con lágrimas en la lluvia cuajada de moralina  estilo COPE que se dio a conocer con una novela que llevaba por titulo “Coños”, director del Observatore Romano”  en Madrid, columnista de ABC, archipremiado. Su mazacote se expende en todos los escaparates de las librerías españolas mientras otros no podemos publicar y si publicamos la nueva inquisición nos hace el vacío. Hay censura, una censura programática.

 Su libro sobre la Blau abunda en los tópicos de siempre. Nadie podrá brillar a la altura de Tomás Salvador o de Rodrigo Royo, dos nombres borrados del libro de la vida por nueva inquisición que nos acogota; sin embargo, se derriten en alabanzas a este chico de Zamora, muy beato,  y muy del sistema capitalista que escribió “Coños”. Un coñazo de tío.

Pero hubo gente centre los que me cuento para los que la División Azul sirvió para dar pábulo a una gran generación literaria arriba subrayada y entroncar con el alma rusa que es mesiánica y salvífica. El Vaticano se derrumba. Caen las torres de Jericó y se pisan crucifijos. No importa; precedido de una lluvia de estrellas mañana en la noche santa nacerá Cristo (Xristos razdaet) y en el carillón de los campanarios de Novgorod, bolearán las campanas por el nacimiento del redentor pues la natividad ortodoxa se rige por el viejo calendario el que cambiaron los pontífices el año que nació Teresa. Entonemos un himno de gloria y esperanza. Para plantarle cara al futuro. Una luz nos viene del Este. La atisbó Tomás Salvador que murió en la miseria y muy perseguido. A ver si se entera de una vez ese chico de Zamora; le queda mucho a cacho a su “Hallarás la muerte” con “División 250”, una novela que es mucho más que una novela. Es un libro con alma: el alma rusa



[1] Boskresenia, resurrección. Lo estamos viendo ahora con la Rusia de Putin que vuelve a ser un país poderoso, moderno y temible aunque nuestra casta política no lo quiera ver
[2] infantería soviética
[3] no hay más que darse una vuelta por cualquier pueblecito francés o inglés y contemplar las estelas funerarias plagadas de listas con nombres de caídos



jueves, 3 de enero de 2013

leticia ortiz

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



DOÑA LETICIA ES DE LOS NUESTROS. PUEDE SALVAR A LA MONARQUÍA

LOS ROCA SOLANO FUERON FALANGISTAS

Hay mar de fondo a todos los niveles, incluso en Zarzuela pero doña Leticia contra quien se ha despotricado lo suyo (me incluyo yo mismo) puede salvar los muebles. Esta guapa chavala de Oviedo ha demostrado que viniendo del común -she is a commoner, baby- está dando sopas con honda a otras princesas con pedigrí, o de mayor alcurnia, pongamos los Middleton, y eso que su abuelo era un taxista y su padre un periodista y su madre una enfermera. Vamos que entre el Fontán y la calle Uría, una flor de jara transformada en lirio.
La princesa se está haciendo cargo del descontento popular que reina y la animadversión imperante contra los políticos que se embolsan sus buenos cuartos. Toiene tacto, no se siente protagonista pero sabe cómo actuar en la sombra y ha metido en vereda a su marido, que es un borbón al fin y al cabo.
Es ella la verdadera princesa del pueblo, una tarea que supieron ejercer aquí nuestras grandes reinas desde doña Urraca y doña Gonterodo hasta Isabel de Castilla quien de un plumazo desmochó las torres de los castillos de los nobles tiranos señores de horca y cuchillo que oprimían al pueblo con portazgos, tasas y gabelas por medio de usureros fementidos, pasando por doña María de Molina y María Cristina de Battemberg. Esta chica de Oviedo ha demostrado lo mucho que puede hacer la voluntad - fijaos en su barbilla: denota entereza, es el mismo prognatismo de los Austrias, que se transforma en laxitud bobalicona y un si es no es lujurioso en los borbones- y ha experimentado toda una transformación, una metamorfosis y encima es española, no es griega, sino más española que don Pelayo. A lo mejor ella es la goda que viene de la pata del Cid y los otros, unos chupones, unos advenedizos. Le ha dado al Felpillo dos hijas preciosas, que parecen la estampa de dos "feeries" y eso que la historia de España no es lo que se dice un cuento de hadas. Conozco a su familia, a través de los Martinez Zapìco de Sotrondio.
Tengo algún disco de Menchu Álvarez del Valle. Que me regaló María Martinez una vez en Londres.
Su abuelo era un taxista ¡qué pasa! y de soltera tuvo sus rollos. Es una mujer moderna que conoce la vida, una chica del común, pero su ejercicio como heredera consorte del trono ha sido un verdadero tour de force.
Dicen los que la conocen que es una malabarista consumada del perfeccionismo. Sabe que para reinar hay que tener los ovarios bien puestos en este país y madera de actriz. Por el momento no sale mucho en la prensa de la entrepìerna, menos mal. Por eso no se gastó su imagen y a mí me recuerda a otra ovetense de pro Carmen Polo de Franco, de la que nadie pudo decir ni un tanto así, y cuya memoria maltratan ahora los rogelios pero que era toda una señora de Oviedo, del linaje de los Polo. El comandantín iba a verla cuando salía del colegio de las Ursulinas subido en un caballo blanco. Ya se sabe que el General no lo que se dice un adonis, sólo un militar ferrolano de apariencia insignificante, ni muy alto de estatura, exiguo plexo solar por lo que a su familia le parecía poco partido aquel oficial que estaba siempre de semana en el cuartel del Milán y le llamaban de África cada dos por tres por lo que tenía que acudir todas las tardes cabalgando su caballo blanco arriba y abajo de la calle Uría.
Y el capitán Franco Bahamonde tenía que volverse resignado al Tercio con un rictus por sonrisa. Otra vez a torear a los moros, la bala que lleva tu nombre y dirección nunca avisa y como las cartas hay que ponerlas el tampón y recibirlas.
Doña Carmen demostró ser una buena reina del pùeblo en una monarquía destronada pero que salvó los muebles traspilados por el putero de don Alfonso XIII.
Supo estar en la sombra. Lo hizo bien. Doña Leticia a la que llamaban don Ficticia, blanco de las envidias y a la cual sus paisanos a veces critican como criticaron a la esposa del anterior jefe de Estado pues menudos son los carbayones, las lenguas boquimuelles sigue los pasos de su noble paisana contra viento y marea. Y lo hará bien. Los Borbones tienen mucha suerte de contar con esta muchacha de Oviedo en la familia. Siempre caen de pie....

miércoles, 2 de enero de 2013

VIDA EREMÍTICA

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES


EMBOLISMÁTICO

 

La confusión camino es de perfección y Octaviano poeta mayor inclinado a las anacrusas prefería el vocabulario embolismática como ayuda de costa y poyal de camino para adentrarse en los tiempos de confusión escribiendo con no pocos arrequives, entretalladuras y arabescos. Pese a lo cual su numen fluye como el raudal de una fuente o las aguas de un molino harinero. Era no en vano amigo de Poldo el del Molino. Iba a cangrejos y con su retel pescaba crustáceos y cazaba mariposas adentrándose por  hontanares de la imaginación. Vuelve a casa, pan perdido. Amaba a la poesía de congruo y de condigno, se refugiaba a la agachadiza en su cueva interior. Era todo un heremita de los tiempos apocalípticos. Poseía el don de la ebriedad y había leído muchos libros. Tripas mueven por pies. Sin embargo él caminaba por mundos soñados con los ojos de su imaginación. Vivía pobre. Todas sus posesiones se reducían al alfamar o manta morisca  y de una cobija palentina, dos candelarios, cinco potas, unas trébedes y dos cuchillos para cortar pan. Las paredes de su celda aparecían cubiertas de papeles, del comején de la humedad y de la ruya de recuerdos dolorosos. Déjame estar no más en tu claustro sosegado. De vez en cuando se ponía a mirar al paisaje y desde su cueva oculta entre ramas de abedul veía los mullidos prados de cencida hierba, las montañas azules cubiertos en los picos con algún lienzo blanco reliquia de las nieves perpetua. En el pueblo le llamaban el cenobita de Liébana. Mucho le prestaba en las largas tardes de mayo alzarse con un cante a lo zamarro de la cadencia praviana. Recordaban las estrofas las hazañas de antiguos reyes godos que se llamaban Adosinda, Silo y Mauregato. Rostros borrosos. Personas que no existen. Amores que fracasaron. Xunce las vacas, Ramona... Pasaba las noches en contemplación de las estrellas y le amanecía de gota serena sobre la villa famosa acurrucada entre lomas y espaldares a los que la erosión glacial había transformado en torrentes en formas de albarda por causa de las morrenas. Rumiaba sus recuerdos mientras cantaba la alondra y la luz ámbar de la amanecida doraba las rocas. Los caballos montesinos piafaban en la cuadra. Era la hora de la alfalfa. Se levantó el aire yu pronto empezó a tronar. Cuando cruje la cueva de Noreña saca los bueyes y vete por leña. Por aquí vivió en los espaldares del monte Naranjo don Alonso de Velasco el que la sierpe mató. Los caminos los visitan por eso con frecuencia duendes y endriagos. La sierpe mató don Alonso y con la infanta casó. Todo un enigma que no puede ser interpretado don parábolas sino en lenguaje oblicuo y embolismático. Octaviano el monje vivió en aquellas Asturias hace muchos siglos