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jueves, 29 de agosto de 2013

LOS ÁRABES Y LOS JUDÍOS SON PUEBLOS HUERFANOS. CONSIDERAN UNA MALDICIÓN LA VIRGINIDAD Y NO CREEN EN NUESTRA SEÑORA. SON DOS POSTURAS IRRECONCILIABLES ENTRE EL ANTIGUO Y EL NUEVO TESTAMENTO Y EL ALCORÁN
este blog defiende la unidad de España y a su cultura


NUESTRA SEÑORA ASUNTA QUE SE VENERA EN LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO DE AREVALO

FIESTAS DE LA DORMICIÓN. HERMOSO Y PELIGROSO AGOSTO
Luz de domingo, sol de los senderos, ando camino de la batalla donde muchos pobres soldados deben de yacer enterrados bajo la arena ardiente de la blanca trocha. Madre, acógelos en tu seno a los jóvenes que murieron en Brunete.
Hay jaramagos y espartales a un lado y en lo alto la torre de un vetusto castillo sólido y robusto cual era la fe de España.
El cuerpo me pide canto como la tierra pide lluvia contemplo horizontes de sierras azuladas sin nieve en los picachos, transparencia hialina de estos cielos purísimos, esta claridad vivificante, que me transportan a las fiestas de Nuestra Señora en la infancia cuando ayudaba, tal día como hoy de hace muchos años, a misa mayor en la catedral y llevaba recogida en un pliegue la capa del señor deán.
Ay don Fernando Revuelta qué bien te recuerdo mientras entono por el camino el viejo himno alma redentoris mater que per via coeli porta manes stella maris sucurre cadenti surgere qui cura populo. Son estrofas emocionantes de estos versos medievales a la Virgen asunta. Alma no quiere decir alma.
Es una palabra hebrea almah (virgen) en la que yacen los grandes misterios de la teología marial un intrincado laberinto que hay que contemplar no con los ojos de la carne sino con los de la fe y del corazón porque el entendimiento no los capta. Un dogma semejante al trinitario al que va unido el de la concepción purísima, la redención, la fuente de la gracia. María corredentora.
El mes de agosto cuando ya está la mies en la troje y se quedan los aleros de los tejados sin golondrinas es tan hermoso porque en España siempre fue el me de la Virgen. A través de ella adoramos a Dios. Es lo que diferencia a los cristianos de los judíos. Para ellos la virginidad y la esterilidad viene a ser un castigo divino. Los protestantes son unos cristianos huérfanos o al menos a mí me parece. ¡Cuántas veces visitando las maravillosas catedrales inglesas me sobrecogió es frialdad de sus altares. No hay vírgenes ni santos.
Y ese cristianismo a palo seco siempre me pareció adusto. El culto de hiperdulía vino de Oriente como la luz y la cruz.
Allí los ortodoxos celebran con procesiones de rosas, de manzanas y de flores la dormición y su transporte al cielo entre las alas de los ángeles. En España arraigó y tiene la misma procedencia oriental.
En Arévalo en la iglesia de santo domingo puede apreciarse un hermoso lienzo de una doncella tendida en un lecho de flores.
Con esto no se honra a la muerte, se celebra a la vida. María madre del mundo y de los hombros elegida por el Altísimo para portar en su seno al Criador de la Vida. María madre de la iglesia, a quien invocamos en las tribulaciones y las necesidades. bendita luz de agosto. Bendita paz del sendero.
Es todo un signo el que a lo largo de más de veinte siglos las potencias del mal no hayan podido borrar la imagen de la Virgen del fervor popular. Es la Madre de Dios. Teotokos.
Su veneración ya digo tuvo que ver con los bandos teológicos en Constantinopla cuando el obispo Nestorio se alzó contra la creencia aceptada por la tradición de que no sólo era María madre del Cristo hombre sino también del Cristo dios.
Nestorio, que fue un obispo seguidos de Arrio, sólo aceptaba la maternidad humana y eso dio lugar a la herejía pero sirvió al mismo tiempo para irradiar la fe a toda la Ecúmene.
Los primeros godos eran arrianos y en sus templos dignificaban al Cristo hombre.
Eran pueblos barbaros pero gracias a ellos el cristianismo se propagó desde Georgia por toda Europa. Es un misterio y un milagro esta intercesión.
La virginidad era algo pagano inconcebible para los semitas. Los romanos guardaban y veneraban a sus vestales y ofrecían sacrificio con los frutos de la tierra a la Magna Mater, a Cibeles, la madre que surgió de la espuma y se convirtió en pan, uvas, higos verdes, pámpanos y de todo lo bueno que da la tierra.
Madre de Dios, madre de la humanidad, Virgen purísima, que se mantuvo a la violencia del sexo, al dolor de la ausencia, los partos, las miserias y enfermedades a los que estamos abocados los mortales.
Voy por el camino cantando el himno y pensando que el estado mejor es el de la continencia. Claro que lo digo ahora que soy viejo.
Cuando era mozo las tentaciones me tumbaban en la búsqueda de ese ideal que no encontré en las mujeres que se me cruzaron por la vida. Pero ya me estoy metiendo en honduras; mejor será leer a Berceo y recordar la cuaderna vía del pobre monje que no encontraba su convento y daba tumbos por los senderos de tanto recorrer tabernas. La Virgen lo socorrió.
Mira la estrella, llama a María. Ya es anochecido. Un manto de estrellas se asoma al jardín. Bien valdrá un vaso de buen vino. Las luces se han apagado y en el cielo los ángeles ya cantan vísperas en este hermoso día de Nuestra Señora. Me meto entre pecho y espalda un vino de tres orejas y le doy gracias a Dios que me perdonó a mi pecador que un día quise imitar, con grandes peligros para mi salvación, al Santo Bebedor.
Honré, al fin y al cabo a santa Nefixa por culpa de ese Baco traidor. Santa María como al pobre fraile de Berceo vino en auxilio de mí, pecador. Beso al jarro que es sangre de Cristo y el que no me entienda  en las desdichas de mi corazón peor para él
viernes, 30 de agosto de 2013

 

lunes, 19 de agosto de 2013

LA LUGAREJA DE AREVALO ¡QUÉ MARAVILLA!

LA ERMITA DE LA LUGAREJA EN AREVALO SE PARECE A UNA CATEDRAL RUSA

LA LUGAREJA DE AREVALO

 Existe un parecido extraordinario entre estos dos templos el uno está en Georgia y el otro es la famosa ermita de La Lugareja en Arévalo que no era una ermita sino una verdadera catedral arriana del tiempo de los visigodos y que fue reconstruida en ladrillo visto, según los patrones del arte mudéjar.
Se trata de edificios exentos con varias cúpulas, un campanil y varios ábsides cuya esbeltez invita al recogimiento.
El edificio arevalense actualmente abandonado al culto y propiedad privada no la pude visitar las dos veces que anduve por la Capital de las Morañas por su parecido con las catedrales rusas o sabor refuerza la tesis que el cristianismo en España vino por Levante siguiendo un poco la primitiva ruta jacobea que desembarca en Cartagena y se extiende hacia la región mesoriental y la norteña hasta alcanzar Galicia.
Este es el camino del arte románico como incipiente fórmula del arte sacro. La Lugareja es una de esas catedrales sorprendentes de origen misterioso que uno encuentra en su deambular por las dos Castillas, erguidas como castillos de devoción sobre una loma, donde se cantó el evangelio, se llevó a cabo el oficio divino largo, acompasado, suculento del rito mozárabe, mayormente cantado porque hay que tener en cuenta que la liturgia bizantina es una representación oral de los misterios de la Redención que no tienen por qué ser comprendidos, sólo ser creídos.
 En definitiva este templo para mí es toda una belleza dando gloria a Dios entre las aranzadas que cercan al Adaja. Sus muros son el testimonio de la fe de un pueblo viejo, orgulloso de ser campeón de la cruz en su larga lid con la media luna.

 

 




AYER MEOME UN BURRO Y HOY ME AHOGO. DEDICADO A micer Mas el que es menos y siempre pide más, un judío iluminado que pide la independencia, pero Cataluña sin España será una mierda. La minoría del CIU y todos sus convergentes debieran leer a Quevedo y Gongora o a mosén Cinto, pero son unos ignorantes llenos de violencia verbal por ahora, que de las palabras siempore en este país se pasa a los argumentos de la "poderosa" de Albacete. Lean por favor los exaltados, a ver si se les pasa la neura. Están locos

quieren hacer al Manzanares Navegable... ayer meome un burro y hoy me ahogo, parodia de la sequía



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EL MANZANARES EN QUEVEDO Y GÓNGORA


El arte de Quevedo es el luquete de naranja/limón que ponemos al vino para quitarle el acíbar y despojar a la vida de todos esos posos de amargura que la circunda, aunque, bien es cierto, los que seguimos a Xto hemos de beber el cáliz hasta las heces como lo bebió don Francisco tres veces desterrado, dos a punto de morir, una en la emboscada que le tendieron los venecianos, y se libraría por pies, por hablar el italiano sin acento ninguno, como un toscano, y la segunda en un lance amoroso en que acabó con tres de sus oponentes, que, en sacando la de Toledo, no había espadachín que le pusiera un pie delante y eso que era zambo, por lo que Góngora se mofa de sus cacorros, hacia adentro y desmangallados, así como de su presbicia (tenía los ojos malos y era cegato aunque su vista de lince fuera tan aguda como su daga). Dos veces lo desterraron de la Corte a sus predios de la Mancha y en una ocasión lo llevaron a presidio cinco años a León, en una fría mazmorra del convento de una orden militar(1) llena de humedades, lo que aceleraría su muerte.
Como buen español(1), fue victima de la malsana yedra, que con harta frecuencia crece al sur de los Pirineos como el mal francés que del otro lado viene y que aquí se convierte en morbo visigótico, que llevó a Fray Luis, a Jovellanos, a Cervantes a la cárcel y a otros tantos al destierro. Dicen que la saña constituyen el vicio y el deporte nacional. Por eso se ensalza aquí, hasta los cumbrales, a la medianías. Para triunfar en este país hay que ser del montón o tener buen parecer. ¡Ah! Las apariencias españolas. Aquí los mediocres nunca hicieron daño, mientras al que despunta en algo se le corta la cabeza.
Y un consejo- vademécum para andar por las españas: ser siempre del montón. Como Quevedo era egregio y aventajaba a todos en estatura literaria y en calidad humana, fruto de su vividura, pues fueron a por él. Tengo para mí que el mejor libro, la mejor novela, y única en su género, es el Buscón, todo un tour de force estilístico y de solercia en el manejo del idioma castellano, del que su autor conocía todos sus recursos secretos. Que maneja como si fuera mago del idioma. Y esta esgrima verbal le hace fulgurante en el estilo y en sus estocadas, certero.
Escritor, todo meollo, o carne sin hueso, nunca cáscara [hoy no lo entenderían] nada de hablar por hablar. El fondo se adecua a la forma en una perfecta hipostasis del mensaje. Y esto es el desiderátum de la perfección. El no va más Mujeres y gallinas, vecinas, todas ponemos. Unas, cuernos; otras, huevos. ¿Se podrá contar mejor una historia sobre la condición femenina en este ras con ras, en este par de lineas, dos auténticos tijeretazos de versos? No. Los libros y los versos de este prócer, desde sus tratados teológicos hasta las letrillas jocosas como Erase un hombre a una nariz pegado en que pone en berlina a Góngora y con él a todos los sayones y escribas de nuestra España, tan voluble, tan tornadiza, turiferarios de Caín, no son para paladares delicados. Hay en ellos mucho cuajo, por lo que su literatura nunca será apta para cuáqueros miramelindos. Es Quevedo la antítesis de la cursilada a lo Julián Marías. Por eso le salieron enemigos a mansalva y aún lo queman en efigie los hijos de los hijos de los nietos de aquel linaje de narigudos ridículos, cornudos, o simplemente malvados que él tanto festejara.
Aún lo tienen por peligroso y lo queman en efigie a la chita callando pero él sigue siendo el coloso del parnaso de las letras castellanas. Parece que me mira don Francisco desde la calcomanía con que honro su memoria en mi despacho y se sonríe con sorna. Saca pecho, enseña sus guedejas cansadas de tanto afán dejandolas colgar en desaliño de estudioso sobre el pescuezo y oculta el pie equino, de nacimiento, lo que, aún renqueante, no le impidió cabalgar y ser el mejor espadachín de la corche y no esos matasiete que pinta de cartón piedra e imitación Pérez Reverte en sus novelas de época. En el callejón de la rinconada de la iglesia de san Martín, justo donde está la calle de La Ballesta, un jueves santo, a la salida de los Oficios, tiró de espada y dejó muertos a tres contrincantes que le cerraron el paso. Todo un maestro de esgrima y no los de las novelas por entrega de Reverte.
¿Causa del riepto? Uno de los caballeros abofeteó en el atrio del templo, a la vista de todos, a una dama. En guardia. A la salida nos vemos. Pues vale. Pero de uno en uno, caballeros. El maestro de esgrima no era un matasiete o uno de esos jaques que lampaban por la corte, galanes de monjas, cortejadores a la hora de misa y el triduo, única ocasión en que aparecían en público las señoras como dios manda. Las que iban al prado en coche tenían mala reputación. Dentro de las carrozas con las cortinillas bajadas recibían a sus amantes. Podía pasar de todo. A veces los bastidores se meneaban con un ritmo sospechoso, el tiro parado y tieso el tentemozo, dormitando el cochero ciego de vino y sin menearse silenciosos con el saco de granzas al morro los caballos ruanos de los caballeros o las mulas episcopales pues también tenían por costumbre de bajar al Prado los eclesiásticos en desguisa.
Este era Quevedo. El caballero de las espuelas de oro como le llama casona. ¿Misógino? Ni por pienso. A su pluma debemos el mejor soneto en castellano y en él canta a la mujer. Y su lamento de letra herido y de amante despachado aun esparce el eco que han conseguido quebrar la vara de la muerte:
"Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevase el blanco día
y podrá desatar el alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera
mas no desta parte en la ribera
dejará la memoria donde ardía
nadar sobre mi llama el agua fría
Y perder el respeto a la ley severa;
Alma a quien todos sus días pasión ha sido;
Venas que humor a tanto fuego han dado;
Médulas que han gloriosamente ardido;
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido
polvo serán, mas polvo enamorado"
Se refería a Lisi. De quien fuera Lisi poco sabemos. Sólo que el poeta la inmortalizó en estos pensamientos. La vida real fue mucho más cruel con él. Los grandes hombres acaban contrayendo matrimonio con la que menos les conviene y su bodorrio de mozo viejo con una tal Felipa acabó en desastre. Pero ahí queda como pecio de aquel desastre conyugal aquella antífrasis: "mujeres y gallinas, vecinas, todas ponemos".
¿Don Francisco putañero? No sé pero conocía el mundo por de dentro y de ese mundo parte fundamental es el bello sexo. Habría que colegir al trasluz de sus escritos que ese conocimiento íntimo de la condición femenina no la ganó en los libros o en los confesionarios como Tirso, que era fraile, sino "viva voce" alternando en las tabernas(2) y abriendo la puerta llana de las mancebías. Su concepto de la existencia era demasiado grave para tomarse en serio a las mujeres. De ahí sus exclamaciones utópicas sobre el amor, el olvido y la muerte. Polvo y ceniza en definitiva pero polvo enamorado. "En tus ojos, Lisi, vi el oriente en hermosura duplicado", etc. cruzaba el deán el portillo y venían detrás un par de diosas. Amor divino y amor profano que lo uno no quita para lo otro.
A lo que se ve debió de ser visitador frecuente de los puticlubs de entonces que se llamaban cuexcas(3). Había una en Madrid, la Casa del Tocame Roque y otra en Alcalá que dio pie al dicho de "A alcalá, putas, que llega San Lucas"(4).
Es posible que la tal Lisi por la cual bebe los vientos el poeta fuera una de aquellas mozas de partido tan abundantes en Madrid, a lo mejor una de aquellas irlandesas tan mal vestidas y hablando con acento de Coca por su afición a empinar el codo, "tan mal vestidas y tan bien hechas" de cuya arribada da cuenta en alguna de sus cartas. Así que Alcalá, putas, que viene san Lucas y mujeres y gallinas todas ponemos. Ojos ponéis de vendimiar agüela, frase con la que alude a las alcahuetas. "Cuando te abracen, advierte, que segadores semejan, con una mano te abrazan, con otra te desjarretan... con un cuarto de turrón y con agua y con grajea goza un Píramo, barata, cualquier Tisbe gallega... corita(5) en cogote, gallega en ancas, ran mujer de pullas para los que pasan" está describiendo a las ventaneras, costumbre que tenía un nombre legal: solicitación... al trato torpe.
So capa del desenfado burlesco, Quevedo es de una profundidad aterradora. Toda su poesía recuerda un cuadro del Bosco por las descripciones que hace de la corrupción y relajo de costumbres del Madrid del primer cuarto del siglo XVII.
La rechifla con que describe el Manzanares es deliciosa: "Tieneme del sol la llama tan chupado y tan sorbido que en mi se mueren de sed las ranas y los mosquitos". Y es facistol de chicharras en la solfa de lo frito el aprendiz de río que lleva penosa vida condenada de charquillos, merendero de tusonas y de mirones que bajaban a ver las ninfas desnudarse en el arroyo estantío... muy hético de corriente, muy angosto y muy roído, con dos charcos con muletas... acostado en un puchero el cuerpo y el sueño a gatas", etc.
En las numerosas aceñas que debía contar a la sazón la raquítica ribera del Manzanares observa el paso del tiempo, otra de las preocupaciones de Quevedo: "azudes de la noria de la vida son las horas; ayer ya no es, no existe mañana y hoy es un punto fugitivo... soy un fue y un será y un es cansado..".
Pero hay otro detalle, aparte del panorama jocoso que traza sobre el Manzanares, en lo social y costumbrista con sus lavanderas a las que algún beneficiado baja a ver las nalgas mientras recuden los pañales del niño, con sus trémulas pausas y los mastines de Sodoma que hacen acto de aparición de atardecida, los azacanes o aguadoras, las damas de toldo y arandela o meretrices, los mendigos que acuden a despiojarse, los niños que van a bañarse en las pozas o a jugar al marro, y es la información meteorológica que facilita. Como colofón de lo dicho, el Manzanares, a falta en Madrid de una plaza del Potro cordobés, del Arenal de Sevilla, el Perchel malagueño, el Zocodover de Toledo, el Arrabal arevalense o el Azoguejo de Segovia, punto de encuentro de perailes, pícaros, rameras y gente del bronce, hace las veces de "locus communis", paradero del que va y viene. Garcilaso que debía de ser tan inocente como buena persona y mejor poeta ve al Manzanares lleno de cisnes, ninfas y nereidas, utilizando un tropo muy común entre los poetas del Renacimiento en su afición a la mitología. Era mucho pedir. La ribera del Manzanares estaba poblada de ninfas pero de otras especie diferente a las que describe Garcilaso. Góngora y Quevedo en su sorna son más realistas al tiempo que nos proporcionan valiosa información sobre el referido "locus amoenus" que no era tan ameno como para mirarlo con ojos idealistas sino realistas.
Por tales trazas el siglo XVII debió de ser seco. Se había producido un cambio climático en toda Europa. El clima que era lluvioso y bonancible en las centurias precedentes debió de acusar los efectos de una glaciación. En 1666 a causa de esta sequía acontece el gran fuego que arrasa Londres y la plaza mayor en 1634 también se quemó quedando sólo la Casa de la Panadería.
Esta sequía trajo consigo aparejada la hambruna. Mientras, los literatos se toman la cuestión a pitorreo. Eso y empezar las jácaras todo fue uno. Fue tan capona la primavera que no pudo abrir. No hay agua pero no falta el vino. Se alude a los moscos irlandeses cuya borrachez se hace manifiesta en las calles de Madrid o a los moscos tudescos que ingerían una cantara de un golpe en las bayucas aledañas a las escaleras de San Felipe. España se desentiende, se despreocupa. Toros y cañas y autos sacramentales para olvidarse de los desastres de Flandes o los naufragios de la Flota de la Carrera de Indias. Los piratas ingleses estaban siempre al acecho. Ande yo caliente ríase la gente. Aquí cada uno va a lo suyo y eso le saca de las casillas a Quevedo. Empieza una refriega, una lucha entre dos colosos. Los dos tenían un conocimiento eximio de los idiotismos del idioma y no se les iba lo que se dice la fuerza por la boca
Góngora a la vista de la escualidez del "Támesis de los Madriles" y del escuchimizado hilo de agua que vertía en aquellos tórridos veranos exclama: ayer meome un burro y hoy me ahogo. Y se cachondea con la misma insolencia de sus puentes. "Mucho puente para tan poco río" dice del de Toledo, y del de Segovia, "señora puente castellana cuyos ojos están llorando arena" y en otro verso de su letrilla hace referencia a que "los orines de las mulas den salud al río". De lo objetivo se pasa a lo subjetivo y el río de una ciudad va a ser el pretexto para una recia enemistad entre don Francisco y don Luis. La reyerta literaria hará las delicias de los amantes de las bellas letras porque en ella predomina el insulto. Sí pero hay que saber insultar. Además, la sangre nunca llega al río. Y en este donoso cruce de invectivas Góngora llama a Quevedo Anacreonte, melifluo y zambo y putero. Cegato y pelotillero. Quevedo se despacha motejandole de tahúr, mal sacerdote, judío y narigudo. Los dos poetas mayores de nuestro siglo de oro se ponen de vuelta y guerra o a caer de un burro. Lo de ayer meome un burro debió de ser ficción de Góngora pensando en su rival




MEOME AYER UN BURRO


Y hoy me ahogo en aguaduchos de orines. Poco más o menos Góngora y el ínclito Quevedo se mofan a porfía del río de Madrid que no es el Eúfrates ni el Tigris. Más bien un cagadero. Tuvo por afluente el Arroyo Abroñigal que es un río meadero, todo boñigas. Allá donde la villa y corte exonera su vientre, lava sus culpas y antiguamente había verbenas. Por la de San Marquillos el Verde y luego la de San Antonio que es la primera que dios envía. Bajaban allí las ninfas disfrazadas de chulapas, a hacer de cuerpo y viejos verdes tonsurados arrastrando la loba y el manteo al salir del coro las espiaban desde las peñas con un catalejo que el locus amoenus siempre tuvo mirones para el amor de alquiler. Darse un lote de vista y llevarse las manos a la cabeza con un adonde vamos a parar y cómo están los tiempos no estaba mal visto.
El propio autor de Los sueños murmura del rumbo aciago que cobraban sus tiempos. A juzgar por estos versos todo sigue igual en el hombre. Nada cambia:
Todo se ha trocado ya. Todo del revés se ha vuelto.
Las mujeres son soldados y los hombres doncellas.
La obsesión que manifiesta Quevedo por los putos entre los que incluye a Góngora también había gente saliendo del armario en nuestro Siglo de Oro
Por Cuaresma, combates nabales que nabos y cohombros los daba excelente su ribera, lo mismo que cebollas y orondos tomates de un rojo casi lujurioso. ¿Rábanos? Los de su ribera, los mejores. Aunque siempre picaron un poquito. En la costanilla del Ava Pies y el postigo del Avemaría había sinagogas y muchos rabinos. Con el edicto de expulsión muchos de ellos se metieron a frailes y colgaban morcillas y botillos a la puerta de sus conventos por bien parecer. Madrid no es lo que parece. Aquí el personal siempre vivió hacia adentro. Un lastre que arrastramos de nuestros antepasados los judíos. También, se cursa estudios por ser más. Y por mejor parecer. El parecer es el súmmum bonum de los hidalgos de gotera, la honra, el buen criterio. Hasta, sin haberse desayunado muchos días, como nos refiere el Lazarillo se echaban migajas en la barba para anunciar que habían comido. Por ahí vienen los calvos. Observa Quevedo que hay calvas de muchos tipos: sacerdotales, jerónimas, y calvos calvísimos, aprendices de calvo y aquellos que no saben portar su calvicie con dignidad, a lo Anasagastegui, que la por entonces se hacían el recorrido. "Hay calvo que re rebuja para tapar el melón y aparece hecho un basilisco". Aquí estamos yendo y viniendo del "no te jode a nos ha jodido". Vivimos un sinvivir de la política entre el tupé de Sagasta y el recorrido de Anasagastegui, áspero tribuno de la plebe vasca, que, por no saber, no sabe llevar su calva con dignidad.
Luego llegan los sastres. ¿Sastres vienen? Pues al infierno. El ángulo de visión de Quevedo, el de un verdadero buzo de las clases sociales en el maremágnum de gentes con los que le tocó convivir. Odiaba a las viejas, pues no en vano tuvo fama de misógino. A los sastres. A los médicos y a los sacamuelas.
. Ay sí. El Manzanarillos debe de tener la sangre municipal y espesa y por eso y por la mierda que corría en los remansos pasada la Virgen de Atocha se criaban tan buenos tomates, lechugas y pimientos. La villa y corte era un pueblo desde 1606 en que obtuvo el título de capitalidad por orden del tercero de los Felipes. Góngora fue nombrado capellán regio y puede que la ojeriza con Francisco de Quevedo, aspirante al oficio de cortesano y que tuvo vara alta en la ante corte la del valido el Duque de Lerma se debiera a ser los dos contrincantes para un mismo empleo..
Además dice el refrán que quien es tu enemigo el de tu oficio. Aparte de gananciosos de la sopa boba y anhelando un beneficio, una sinecura, una prestamera, los dos eran grandísimos poetas. Los mejores que hubiera jamás en esta lengua. Las rivalidades a muerte se originan precisamente en esos concursos oposición en que los españoles se queman las pestañas memorizando textos que no les servirán para nada sino para colgar un título en la pared y pasarselo a los demás cerrar el pico, aparentar más, ¿veis?
Yo estudio, yo soy algo, más que tú, el origen está en el puñeteros morbo visigótico y buscarse un carguete de por vida a costa de la iglesia que fue la primera que abrió el torno o lotería de las oposiciones a canonjía, luego vendrían las de notarías, que esas sí que son peliagudas o las del ingreso en el Cuerpo Jurídico del Estado o en la Cuerpa mismamente. Luego a tumbarse a la bartola.
Manía del español que quiere vivir sin pegar golpe. Góngora ganó un beneficio en la catedral de Córdoba pero no pisaba la catedral, no iba nunca al coro y tuvo que tener que pagar, como consta en los archivos, multa de muchos maravedís por su inasistencia pero ay amigo obtuvo aquel beneficio a fuerza de codos y estuvo una hora de reloj, en lo que caía la arena por la clepsidra, recitando una tesis de la Summa de Santo Tomás. Tenía un título. Hoy mucho más rentable que aprobar oposiciones es meterse a político y entonar la coplilla gongorina sobre la meada del burro que provoca inundaciones por Madrid.
De nada sirve que fuera si no un mal sacerdote al menos muy negligente -apenas se le conoce haber abordado el tema religioso en su obra- y de origen converso al que asustaba comer jalufo. Pero había ganado las oposiciones. Ayer meome un burro y hoy me ahogo. Agua va. Cuando las dueñas se ponían a arrojar los pericos o servicios de aguas mayores. Góngora se fumaba el Oficio divino y se quedaba en alguna timba o se iba por las rinconadas de la vera del Guadalquivir a la búsqueda de algún efebo.
Sacerdote sin vocación y cura de misa y olla. Por la mañana cátedra de Prima y por las tardes, de sobrina. Ahí nos las den todas. Se da la buena vida y busca, villano en su rincón, una misericordia segura en la que sentar sus posaderos y tener ración por oposición que es para lo que empollaban latín los españoles de entonces y los de ahora se atiborran de temas. Aspiran a un buen pasar, eso que se llamaba antes la vita bona del Beatus ille. Echa la galga, amigo. Tumbémonos a la bartola. Pasan los clérigos con el bonete de tres puntas, las mulas hacaneas con un paxio o artolas cargada de libros camino de Alcalá terciado el manteo y la loba cuajada de cazcarrias y de barro de los charcos del camino. Suben la cuesta los arrieros. Huele a ajo y a vino y a trasudores de Castilla cuando va de el personal trajinante y detrás llegan los ministriles. Un domine con antiparras acaba de pasar camino de su casa a pupilo. Va a dar "lición" a sus gramáticos. Les enseñará algo de gramática parda.
Un morisco cargado de un banasto con hortalizas. Una vieja marivina a la que hiede el aliento podrido del mosto, la cebolla y las caries. Y sigue la comitiva con ministriles, algún jaque arreando un macho burreño de gran alzada y ahí están las lavanderas cantando las coplas del momento mientras restriegan la colada que reúne las bragas de una marquesa y los calzoncillos con palominos de un obispo. Y no podían faltar en esta escena los azacanes cargados de cantaros de agua de nieve. Delante de las damas de toldo y arandela, "cisnes del placer, y fenices del gusto". Abigarrado retablo de tipos y de costumbres. A cada profesión le corresponde un vicio.
Un niño llora y un viejo con su lazarillo canta la oración del Justo Juez. Las capas negras de los letrados se confunden con las capas pardas de los mercachifles y labradores, las tocas blancas de las dueñas hacen contrapunto con los velos negros de las viudas. Cantan los cubos de los carros a los que no se permitía pasar por la puente y han de vadear por el albero salpicando los charcos o hundiendose en el légamo. Estallan en el aire las trallas. Se escuchan algunos juramentos. Algunos carruajes hacen molino y los carreteros se quejaron toda la vida del pontazgo de la Puente Castellana.
Los borrachos de Velázquez se han reunido en un corrillo y coronan a Baco desnudo con una corona de laurel y lo cubren con un manto purpura como el que cubrió las desnudeces de Noé. Uno de ellos que debe de ser fraile huido del convento les sermonea en latines. Nadie le hace caso. Mucho puente para tan poco río sí pero con mucha humanidad viva que se mueve por abajo y por arriba. Señora doña puente Castellana, tus ojos están llorando arena.
La literatura estando más allá de la imagen que en encandila y decipit (decepciona), según los escolásticos, es vividura y transcendente. La imago es una noción ficticia de lo intrascendente. La imagen destruye y deslumbra pero la palabra o el concepto construye e ilumina. El arte de la palabra va mucho más allá de la cinemática y el cine es cínico pues poseen el mismo étimo griego; "kinos" designa al movimiento pero también al perro.
Quevedo y Góngora que son a la vez culteranos y conceptistas nos llevan por las altas sendas de la imaginación. Nunca frisó nuestro idioma tan alto como en estos dos vates, tan diferentes y tan parecidos. Esta trifulca sobre el río de Madrid en el que coinciden descriptivamente pero que luego van a desenvainar, por rigurosidades e inquinas personas que no hacen al caso, las plumas, convertidas en lanzas. ¡Y qué lanzas, madre mía! Al ver lo que escriben el uno del otro los ahora políticamente correctos, escritorzuelos de toma chicha y nabo, se llevan las manos a la cabeza y gritan:
-Insulto. Insulto.
Pero hay que saber insultar, señores míos, y hacerlo con cierto salero. No ese desmantelamiento que les es propio a los anti-castizos.
La literatura, insistimos, es vividura. Y vividura profética. Por eso mismo cuando nos encontramos en un libro donosamente escritos nos asalta la impresión de haber estado en aquel sitio, en aquella casa o a la vera de aquel río que nos pinta el autor. Uno ha subido y bajado unas cuantas veces por el Puente de Toledo y está familiarizado con el genus loci y los manes madrileños.
Nos han sucedido aventuras. Vimos no a las ninfas y nereidas pero sí bastante ninfas del cantón que en el Cerro la Plata cobraban a duro el "polvo". Niños y militares sin graduación algo menos y una paja tres pesetas. Algunos fuimos iniciados en el amor a tan módico precio por la Josefa una sacerdotisa de Venus al aire libre, que venía de Valencia, culona, de amplias tetas, tenía un poco de bigote pero compensaba. Cela dixit.
Hemos visto desfilar a los pastores de la mesta. A los jaques sacamantecas con la "poderosa" entre la faja, y a los mismos borrachos de Velázquez dar tumbos por las bayucas aledañas a la catedral de san Isidro que ya estaban abiertas hace cuatro siglos. Nos hemos puesto la coroza de los penitentes que salían en Viernes Santo detrás de un paso al lado de las vestidas de dolorosas luciendo cuerpo y jeme.. Tan chulas y presumidas ellas. La religión aquí estuvo íntimamente relacionada con el sexo.
Acompañar al Santo Entierro era un pretexto para lucir su cuerpo serrano. Debían de ser las mismas damas que acompañaban a Felipe IV tan salaz como piadosísimo a los triduos y oficios de las Cuarenta Horas que organizaban los jesuitas. Nuestro catolicismos es áspero, algo tristón y pasionista. Ya lo decía don Francisco: "Católica y cruel Majestad".
Hemos padecido y gozado de situaciones similares a las de Quevedo o a las de Góngora. Los genios en sus escritos nos invitan a hacer un viaje hacia el futuro. Ay Madrid que te quedas sin gente, la ciudad por la que ha discurrido gran parte de nuestro vivir. Universidad de picaresca y de misticismo. Aquí la luz tutela y es tan ardiente que acaba destruyendo. Madrid me mata a mí. Madrid te mata a ti. Por eso tanto le queremos.
A veces tuvo aire de sepulcro. Cuando Dámaso Alonso se refería a un millón de cadáveres ambulante sabía bien lo que se decía. Con algo de sepulcro pues todo en la vida es cárcel y todo en la vida es sepulcro.
"Del vientre a la prisión
vine en naciendo
de la prisión iré al sepulcro amando
y siempre en el sepulcro
Estaré ardiendo.
¿De amor? Por supuesto. Quevedo y Góngora que conocerán tan bien a las mujeres las dan poca importancia. Lisi la amada inmortalizada en el soneto del polvo enamorado es un accidente. Don Francisco lo que conoció mayormente fueron las Lisis a la vera del Manzanares, las tusonas, busconas y godeñas, en particular las hijas de la Verde Erín cuya arribada a la Corte desde la católica Irlanda era todo un acontecimiento, y que tanto le entusiasman, tan mal vestidas como bien hechas, un tanto inclinadas al mosto, las coritas asturianas y gallegas de ancas triunfales, que con una mano te abrazan y con otra te hurgan la faldriquera.
¡Ah las dulces mozas querenciosas del oro, todas del partido de Santo Tomé, zamarreando por la orilla del río estantío "en esta capona primavera que no pudo abrir un lirio".
No le gustaran a Quevedo, a lo que se ve, mucho los ríos; lo intuía, estaba oliendo el poste. Parece sentir en sus versos las humedades reumáticas de aquella mazmorra a orillas del Bernesga, del Órbigo y del Castro que son cachirríos y del Duero meninos (por afluentes). Allí le esperaban las sombras. Todo en la vida es cárcel. He ahí otro signo del poder premonitorio que mueve la pluma de los que escriben, sobre todo, si lo hacen bajo la luna de la inspiración y el poderío que brinda la introspección profética.
No se entiende muy bien esa tirria que le inspira don Luis. ¿Serían ramalazos de ese anticlericalismo proteico que se detecta en toda la literatura castellana? ¿Odio de clérigo? ¿Rija de opositor a Corte?
Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla
Docto en pullas cual mozo de camino.
Apenas hombre, sacerdote indino.
Que aprende sin Christus la cartilla,
Chocarrerías de Córdoba y Sevilla.
Y en la corte, bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo rabí de la judía,
Cosa que tu nariz no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía,
aunque esto de escribas se te pega
Por tener de sayón la rebeldía.
Duros epifonemas. Le tacha de judío converso y de maricón (poco hombre) y de narigudo.
La odiosidad debió de nacer en el complot contra el Duque de Lerma que significaría la caída del Señor de la Torre de Juan Abad de patitas en el destierro. En su invectiva apunta un dato de una gran solidez histórica que ha sido poco estudiado: la influencia que tuvieron los criptojudíos en la corte de Felipe IV a través de los jesuitas. Pero se da asimismo la paradoja de que Quevedo se va a coger a la protección de los jesuitas y durante sus presidios y destierros sus amigos serían los jesuitas y su biógrafo sería un jesuita. En otros epigramas censura a su rival su afición al juego: tahúr, poco cristiano, mal clérigo. Misal apenas. Naipe cotidiano. Capellán del rey de bastos que en Córdoba nació. Murió en Burgos. Y en Pinto le dieron sepultura.
Por su parte Góngora en un poema escrito ahora justamente hace cuatro siglos dice de Francisco de Quevedo lo siguiente:
Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía
que ya que vuestros pies son de elegía
vuestras suavidades son de arrope
¿No imitareis al terenciano Lope
que al de Belerofonte(6) cada día
sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
dicen que quieren traducir al griego
No habiendo mirado vuestros ojos.
Prestadle un rato a mi ojo ciego(7),
porque a luz saque ciertos versos flojos
Y entenderéis(8) cualquier gregüescos(9) luego.
El soneto gongorino tampoco tiene desperdicio. Tilda a su oponente de poeta descuidado, suave, zambo, mal caballero(10), espadachín y matasiete. Y le pide que le ponga la mano en el culo para escuchar una ventosidad de sus adentros. Góngora no se tira un farol. Se tira un cuesco.
La polémica entre los dos grandes literatos, aunque profusamente estudiada por la erudición, ha dejado inédita una idea importante: el enfrentamiento de Quevedo, caballero de la orden de Santiago, que ridiculizó a los que querían hacer santa patrona de España a una judía Teresa de Jesús, y los cristianos nuevos. Tanto él como Lope -éste de una forma más superficial- tomaron partido por los cristianos viejos.
De modo que sus diferencias con los conversos, que tanto nombradío e influjo trujeron bajo el mandato del valido del Rey, el Conde Duque de Olivares, y su aireamiento con los franceses que tenían el criterio de que la Santa Sede había caído en manos de los judíos, pudo ser un motivo de su detención y posteriormente su encarcelamiento en San Marcos de León durante un quinquenio. Una flagrante injusticia.
Al parecer, el mejor escritor en lengua se movía en contextos políticamente incorrectos para su tiempo. De todos modos, espíritu crítico y valiente, mete el dedo en la llaga y descubre uno de los enigmas de la historia española y las causas de su decadencia.
Aunque cegato, su pluma era certera, y su visión de aguila caudal que diquelaba desde muy lejos.
Su fama de chistoso y jaranero que tiene en la cronología hispana, donde todos los chistes guarros se atribuyen a Quevedo, no se compadece con la hondura de su pensamiento tan español, tan entero. Miré los muros de la patria mía. ¿Acaso este postergamiento y ninguneación a que se someten sus obras, más citadas que leídas, sea otra venganza judía?
Mientras tanto las aguas del Manzanares siguen fluyendo enterradas bajo un bunker de hormigón por decreto de los nuevos munícipes faraónicos anhelosos de convertir a este afluente del Tajo que pasa por los Madriles en un nuevo Guadiana. Pronto lo harán navegable y habrá choque de escuadras y batallas "nabales" por menos de un pimiento. Es igual. Ayer meome un burro y hoy me ahogo. Ay, Manzanares, Manzanarillos, en ti se mueren de sed las ranas y los mosquitos.
14 de agosto de 2008
1. Todo este mundo es prisiones;
Todo es cárcel y penar.
Los dineros están presos
en la bolsa donde están
la cuba es cárcel del vino
la trox es cárcel del pan
la cáscara, de las frutas
Las espinas del rosal.
El cuerpo es cárcel del alma,
la tierra es cárcel del mar
2. Fue cliente del figón de Juan Lepre que abría sus puertas en la calle Huertas de Madrid. Parroquiano de ese establecimiento fue también Diego Velázquez y alguno de sus comilitones del jarro le sirvieron de modelo al cuadro Los borrachos
3. Casa de tolerancia (Germ.)
4. En la fiesta de san Lucas el 18 de octubre se solían impartir los grados a los estudiantes
5. Corito, asturiano. En el siglo XVI las gallegas, asturianas y vizcaínas no gozaban de buena reputación.
6. Belerofonte, el hijo de Neptuno, que montó a Pegaso y venció a la Quimera
7. El culo
8. Por oír
9. Pedo
10. Quevedo fue el caballero de las espuelas de oro. Su defecto físico no le impedía ser un consumado experto en la equitación

sábado, 17 de agosto de 2013

LAS FIESTAS DE LA ASUNCIÓN EN RUSIA
este blog defiende la unidad de España y a su cultura




CHEJOV Y EL GRAN AYUNO DE LAS FIESTA DE LA DURMICIÓN

A mediados de agosto la campiña rusa huele a manzanas (iabloki) y los rusos se preparan para celebrar las fiestas de la recolección que coinciden con el gran día de la Virgen el 15 de Agosto (Uspeñie o dormición que es como ellos denominan a la Santa Asunta) al que antecede el gran ayuno del verano. Leo a Antón Chejov en una de sus novelas cortas  "Campesinos" efectúa un retrato de la Rusia rural poco antes de la revolución, es tiempo de pescar mújoles y de recoger manzanas. se escucha, alegre, el canto de los mujiks. Al lado del ideal religioso magnifico de la iglesia de cinco cúpulas se proyecta un caleidoscopio menos amable sobre las condiciones de vida en que viven los koliaks. hay dos planos el de la naturaleza virginal y el de la vida humana con sus sobresaltos:

         "Nikolai y Olga contemplaban la puesta del sol, cuyos           fulgores de oro y púrpura se reflejaban en el agua, en las ventanas de la iglesia, en el cielo, en el aire         sereno y puro... ya puesto el sol, el rebaño pasó          mugiendo, pasaron las manadas de ocas... la suave      luz crepuscular se extinguía en el aire; descendía        lenta la noche"

El realismo bucólico del genio que describe majestuosamente la naturaleza se contrasta con las cabriolas de un estro imaginativo que se asoma a las páginas de esta novela donde todo es triste y a la vez alegre, divino y diabólico, sórdido y esplendente como un coro de querubines cantando entre las nubes (esto es Rusia) cristiano y a la vez pagano... En la iglesia mora el Señor. La gente alumbra con velas y lámparas, rojas, azules, verdes como los ojos. El Señor se pasea por la noche por la iglesia y la Virgen y san Nicolás van detrás de él... tup... tup... tup y el sacristán tiene miedo, mucho miedo... sí, paloma... y cuando venga el fin del mundo todas las iglesias volarán al cielo... ¿con las campanas? con las campanas, sí, paloma.

Realismo mágico diríase es lo que evocan estos párrafos de un cuento en que plantean un problema teológico de categoría como es el hecho de que las fiestas sagradas arrastren como una lacra concomitante de borracheras, comilonas, estupros. Ya el gran poeta francés Francisco Villon lo denota en sus cuartetas al narrar un crimen cuando se celebraba la fiesta del Corpus en Paris. Los templos del espíritus santo regenerados por los sacramentos se convierten en peplas aherrojados bajo las garras de la sordidez, la pobreza, la esclavitud de las pasiones y del alcohol. Chejov hace autocritica pero no convendría cargar las tintas contra la religión de Jesús. Todo esto es achacable a las carencias de la condición humana: los judíos a lo mejor no se emborrachan pero fomentan el odio y la usura, el engaño hasta tal punto que su soberbia aterra. Los musulmanes son fanáticos, derramadores de sangre, y creen que la fe del profeta se impondrá mediante la espada. Ante eso el panorama que describe el maestro ruso de Jukov una aldea perdida en la estepa rezuma ternura y misericordia hacia estas pobres gentes creyentes y a la vez pecadores que invocan a la Vivificante, y no cesan de suspirar ante el icono y de invocar protección ante la madrecita contra la esclavitud, la miseria, el vodka. Todos tienen miedo al más allá y viven acurrucados junto al samovar. El autor, dibujante de la condición humana, ofrece muchas preguntas pero no tiene respuestas y eso es lo que le vuelve magnificado y extraordinariamente humano. Sólo el cristianismo ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad de autocritica. Se recuerda que nuestra ley nos exige devolver bien por mal y volver la otra mejilla cuando te dan una bofetada

viernes, 16 de agosto de 2013



EGIPTO LA HORA DE LA BESTIA


La iglesia nació en el Sinaí, se transfiguró en el monte Tabor y nos redimió en el Gólgota, se esparció merced a las predicaciones del apóstol Pablo en Damasco, Aleppo, Petra, Siria y Asia Menor. Estas dos naciones que fueron la cuna de nuestra fe, donde se celebró por primera vez la eucaristía y el bautismo y se alabó al Redentor en lengua aramea con dos liturgias la copta y la caldea, se hallan asoladas por la destrucción, el oprobio, la persecución. Es la hora de la Bestia. Se ha iniciado un tiempo terrible para los que creen en el Dios verdadero y destruyen, matan, violan en nombre de un maldito profeta que parece haber regresado de los infiernos. Mahoma ha vuelto, con las bendiciones del Sionismo, el mayor enemigo de Cristo y de los sacerdotes de la sinagoga, en esta hora de furor. Agosto es un mes peligroso.






martes, 13 de agosto de 2013

jueves, 8 de agosto de 2013

LA IGLESIA MARTIRIAL RUSA SALE PUJANTE, VIVA, JOVEN Y BELLA TRAS  TIEMPOS DE DOLOR Y PERSECUCIÓN
 


"Haz el bien, nunca el mal, ama a tus enemigos (durísima norma), toma tu cruz y sígueme"... la iglesia oriental creo que ha tratado poner en práctica las máximas evangélicas y yo pensaba en estas cosas ayer dia 6 de agosto, en la fiesta de la gloriosa Transfiguración, el Día del Salvador, la catedral de León filtrando la luz por sus mágicas vidrieras me recordaba al monte Tabor aunque las naves estaban semivacías y el célebre tributo de las cien Doncellas con que los reyes cristianos pagaban pechas a los moros ya no se celebran como solía porque no es políticamente correcto.


 Me abruma la tristeza y el dolor del español que mira para su patria dividida, hundida y silenciosa pese al aparente bullicio y el ambiente de paganía en que nos sumergimos.


Sin embargo, estoy seguro de que la Cruz de la Redención que porta nuestros pecados y que se echó el Salvador a sus espaldas podrá con todo y ganará la partida. Venía yo de Oviedo de enterrar a mi cuñado que ha muerto en la suma pobreza - le hemos tenido que sufragar el entierro- y en el coche me hacía muchas preguntas sobre esta locura en que vivimos. No hay tributo de las cien Doncellas.


El sarraceno es lo políticamente correcto para nuestra opinión pública y el cristianismo no.


Dicen que es violento. Bueno, algo de eso, sí que hay porque hay que hacerse violencia contra sí mismo para ganar el reino de los cielos, mortificar la carne, contener la rabia, volver la otra mejilla, no replicar a la provocación.


Muchos de nosotros abandonados por los pastores que abandonan la grey y jaleados por un papa Francisco al que no entendemos. ¿Se cargará este jesuita la iglesia?, sin embargo Jesús ha vuelto a TRANSFIGURARSE en el Tabor. Plantemos acá nuestras tiendas. No bajar nunca del monte.


Una cabaña para Moisés, otra para Elías y otra para nosotros los tibios discípulos que como Pedro lo negamos y lo seguimos de lejos.


Se escucha música. Oigo el estribillo de letanías y el gemir del látigo. Tiempos de persecución se avecinan pero la cruz es nuestro destino. El dolor que es la otra faz del amor nos purifica como purificó a aquellos popes muertos durante la revolución, fusilados o en Siberia, algunos de ellos con sus mujeres.


La Iglesia ortodoxa no es  ñoña como la latina  en estos tiempos de decadencia, ni tuvo esa carga de sensualidad contenida de la católica, obsesionada por el sexto mandamiento. Difícil encontrar allí un preste marica. Es una iglesia que vive con los ojos puestos en Jerusalén. Es la iglesia de la resurrección. La santa Rusia carga con los pecados del mundo y esta su subida por la vía dolorosa expía nuestras culpas.


 


(fotos cedidas por la web del patriarcado de Moscú)
 
 
 
monja asesinada por los bolcheviques
un monje trata de evitar el derramamiento de sangre en una manifestación
Stalin ganó la guerras gracias al apoyo del patriar
sacerdote asesinado con su mujer y su hijo en Rostov
La iglesia cumple desde la edad media una labor educadora
las hijas del zar fueron asesinadas en Sverdlok, la iglesia les proclamó sant
sacerdotes fueron reducidos a la miseria
la cruz nos salvará, bella muchacha rusa en la catedral de Cristo redentor
no hay imposible para el Dios de los cristianos, incluso construir monasterios que parecen nidos de águila
sacerdote bautizando a 50o bajo cero
as
ca Tijon
a recibir la eucaristía acuden gente joven. Esto no le gusta al diablo