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lunes, 24 de noviembre de 2014

VENTA VIVEROS DONDE PARABA A BEBER DON FRANCISCO DE QUEVEDO Y YO SIEMPRE QUE PUEDO CAMINO DE ALCALÁ

Quevedo venta viveros

 

A medio camino entre Alcalá y Madrid la primera vez que pasé por esta casona en la carretera de Zaragoza me cupo la impresión inexplicable de que antes yo había estado allí en otra vida precedente. ¡Una cosa maravillosa! ¿Me reclamaban misa dioses familiares manes lémures y penates? ¿Fui un arriero, un clérigo sin fortuna o un estudiante camino de las escuelas que iba a Alcalá a comerse los libros y abrirse camino en la vida? ¿Un trajinante de los muchos que poblaron los polvorientos camino de Castilla al conjuro de la sentencia de “fortuna te de dios hijo que el saber no te hace falta”? en medio de tan atrayente topografía sentí la llamada de mi pasado y de mi patria. El lugar en plena llanura del valle del Henares solemne y en desabrigo me brindaba su hospitalidad familiar y me parece que a partir de entonces creo que la teoría de la reencarnación no es ninguna superchería.

En el siglo de Oro este ventorro era punto de recalada de estudiantes y ninfas de cantón y allí el ocio y el negocio se juntaban en cueros vivos: matachines, estudiantes, bellacos rufianes y barbianas, la alcahuetería y la religión porque siempre pasaba algún fraile pues los curas en España siempre viajaron mucho.

Don Francisco de Quevedo autor del soneto más impresionante en que se canta al amor al modo maravilloso y platónico lo lunfardo y los provenzal en el mismo saco no era demasiado considerado con las féminas. “Dios te guarde de alguaciles y de mujer rubia pedigüeña y carirredonda”. A lo mejor los políticos de hoy día como ZP y sus secuaces – el más tonto hace un cesto- lo denunciarían por lo de la violencia de género y tiene guasa la coso porque no hay gente más desabrida y violenta que las féminas de las tetas al aire y el culo tieso profanando los iconostasio propugnadoras de la lucha de género, que parecen salvajes, así como los predicadores de lo políticamente correcto verdaderos apaniguados del infierno.

En el mesón de Viveros entre Torote y Torrejón pernoctan don Diego Coronel y su escudero Pablillos que iba a graduarse a la universidad en calidad de fámulo o estudiante de mantellina por lo pobre enviados por el padre, el ilustre prócer segoviense, después de haberles rescatado del cautiverio del Dómine Cabra y tras una convalecencia de nueve días a base de pistos y sustancias, estaban en los puros huesos.

En el corral del albergue – el posadero era morisco y ladrón- topan con su primera aventura: estudiantes dos rufianes un clérigo que hacía que leía el oficio en su breviario y las consabidas ninfas del cantón para las que a estas laboriosas abejas del amor Viveros era parada y fonda desde que comenzaba el año lectivo esto es desde San Lucas hasta pasado el Corpus porque a “Alcalá putas ya viene san Lucas”.

― Qué buen talle de caballero, dijo una de las tusonas. ¿Y va a estudiar?

Claro que sí. Allí los despluman. El convite al que se auto invitan los intrusos es de lo más memorable de la literatura culinaria:

― Un abuelo tuvo mv., tío de mi padre, que en viendo lechugas se desmayaba.

No les conocían de nada. Ni les habían visto en su puta vida pero les siguen estupefactos la corriente. El que más comía era el cura “con solo mirar” gazuza de tres semanas debía tener aquel clérigo. Dieron cuenta de medio cabrito asado dos lonjas de tocino y un par de palomos cocidos.

― No cene mucho, señor, a ver si le va a hacer mal- decía a mi amo el maldito estudiante. Y más que es hacerse a comer poco para la vida de Alcalá

Juan de Leganés famoso aritmético se les aparece para hacerles unas cuantas sumas y restas a la bolsa de don Diego que queda muy menguada. Señor nuevo,  pocas estrenas. Sacerdote soy. Ya se lo dirán de misas.  Se lo pagarán las ánimas benditas, hermano.

― ¿Qué te dio el cura?

― Un consejo

― ¿Y es todo lo que te dio?

― Sí, y además me dijo sé bueno.

― Con bondades no se paga el piso ni se compran fideos

― Todo es bueno para el convento ya sabes.

― Y yo me cago dentro

 En el Buscón no hay pesimismo ni angustia vital sino ganas de vivir. Ahí te las compongas. Espabila. Pablo, abre el ojo que asan carne. Burlas y engaños. Patente de chacotas y novatadas, algunas crueles pero las travesuras de los estudiantes no tenían fin y se aguzaba el ingenio como un entrenamiento para la vida.

El autor observa Alcalá que era un ciudad de cristianos nuevos  estaba muy poblado de judíos y moriscos, la mayor parte de sus mercedes cristianos de nombre en privado seguían observando la religión de sus mayores o el zancarrón mahometano o el candelabro de san Moisés. Quevedo arremete contra esta circunstancia con todas sus fuerzas y señala como males del siglo en aquellas conversiones forzosas la superstición, la alcahuetería, la hipocresía y el disimulo.
Todos sentían pavor con solo mentar el nombre de la inquisición como le ocurrió a la patrona de la casa donde el pícaro entró a pupilo, la del piopío. Creen en dios sobre falso, explica el novelista.  El morisco suele ser ladrón, se dedica a los más bajos oficios pero el  de tabernero y ventero son sus preferidos. Acostumbra a bautizar el vino. El judío, ocupado de m,enesteres más liberales o curailes (abogado, médico, alquimista) suele ser mentiroso y engañador como acredita su gran nariz y su cabellera rojiza según lo pintan en la estatuaria de los pasos que salen en procesión la Semana Santa.
Al protagonista le esperan horas crudas, recién incorporado a su pupitre en las aulas complutenses y a la camarilla del dormitorio corrido. Le reciben los veteranos con salva de flemas y esputos.  Se aparejaron gargajos y le pusieron como un cristo blanca de nieve la sotana recién estrenada tanto  temió por su vida que de miedo la noche de su llegada se cagó y se meó en la cama.

― Por resucitar está Lázaro según hiede- dijo un bellaco.

La escena del eccehomo con que el estudiante paga patente de novatada es una de las descripciones más donosas tragicómicas y patéticas de la literatura del Siglo de Oro. Quevedo se perfila inimitable.

Narices descomunales de los judíos en los pasos de semana santa. Judas era rubicundo y pelirrojo. Moriscos cleptomanos y de mirada atravesada.  Traidores como refiere también Cervantes en el Quiojote al describir a aquel Chicote pasisano suyo al que encuentra con la gente de la camándula de peregrino a Compostela.
Las brujas alcalaínas no vuelan por el aire, echan las cartas, recuentan la guija, calculan las habas y el Santo Oficio las mete mano. La madre de Pablillos está presa en la cárcel de la inquisición toledana por esta causa. “La patrona llevaba enroscado al cuello un rosario de cuentas grandes que pesaban lo que un haz de leña”. Le mentaban la dueña la inquisición y rompía a llorar. El estudiante complutense tiene que espabilar y se licencia no sólo en retórica y en latín sino también en gramática parda.

 El lance de los pollos y el piopio artimaña con la que le afana lo mejor del corral mediante el engaño de que había invocado en irreverencia el nombre de los papas que se llamaban Pío es digno de antología. Pocos autores han visto en él una sátira antivaticanista. Quevedo educado con los jesuitas y amigo dellos pero creyente más en Jesucristo que en los que se arrogan el título de vicarios suyos les fustiga sin compasión por su rapacidad doblez y altanería.

 A su progenitor lo guindan en el rollo de Segovia. Tuvo muerte tranquila y con presencia de ánimo. Recibió a la Huesuda con paciencia y buen humor contando chistes y hablando con el verdugo a ver como te cortas y procura que ese tablón que está podrido del cadalso a ver si lo arreglas para cuando el próximo.
Pablos vuelve a la ciudad del acueducto para recabar la herencia y abominar de los suyos. Su madre se encuentra en Toledo encarcelada por la inquisición. Parábolas, palabras y más palabras, y alguna parola engañosa pero así  de crueles eran aquellos tiempos. Los españoles estaban obsesionados con las guerras de Flandes, los espías franceses, las traiciones de Antonio Pérez, los moros en la costa o la Alpujarra y los inventos mecánicos de Juanelo que quería subir todo el agua del Tajo a Toledo. En las cartas y don Francisco escribió muchas (algunas, infinidad, se han perdido) se comunicaban a través de la posta los que sabían escribir sobre dos asuntos principales: si había arribado la flota de Indias a Sevilla y otra cosa de no menor importancia: la renovación de las mozas de partido en los lupanares de Madrid: gallegas, andaluzas, griegas, catalanas y de Logroño. Parece ser que el Caballero de las Espuelas de Oro se pifiaba por las irlandesas y así lo hace constar en carta a un amigo. Le gustaban las rubias pelirrojas por lo visto 

sábado, 22 de noviembre de 2014


Ser paisano del Buscón y a mucha honra

“Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre llamose Clemente Pablo natural del mismo pueblo (Dios le tenga en el cielo) fue tal como todos dicen de oficio barbero aunque eran tal altos sus pensamientos que se corría el rumor de que era tundidor de barbas y sastre de mejillas” Así arranca la primera de las grandes novelas picarescas y uno de los monumentos literarios del idioma nuestro. La historia de la vida del buscón don Pablos ejemplo de vagabundos y espejo de tacaños. Tenía el padre del protagonista otros oficios (hombre de muchos oficios pobre seguro) entre ellos el de verdugo. Tampoco puede presumir de alcurnia ni alta genealogía porque la madre Aldonza de San Pedro la de Diego de san Juan y nieta de Andrés de San Cristobal –a los conversos se les bautizaba con el nombre de las parroquias en las que fueron bautizados o con el santo del día- y toda la obra de don don Francisco de Quevedo y Villegas es una rechifla del clasismo tan imbricado en el carácter español y sus blasones. Quieren provenir todos de la pata del caballo del cid cuando todos nacimos de Eva y Adán. Ese clasismo quizás origine toda nuestra complicación mental tan dada al caudillismo al mestizaje por la procedencia hebrea, la picaresca el anarquismo y la utilización de la iglesia primero y después de la política como una sinecura o un modus vivendi donde roba el que puede. El español busca colocación un lugar al sol para vivir de las rentas o sin pegar golpe. Los hidalgos no quieren trabajar. Todos quieren tener carrera ninguno quiere ser herrero ni fontanero. Ahí estriba una parte del drama.

Quevedo dice de su personaje que era descendiente de la letanía. Doña Aldonza hechizaba, leía las habas y hacía conjuros por lo que fue emplumada varias veces y la llevaron en el asnillo de los penitencias (zurcidora de gustos remienda/virgos, celestina, porque somos todos un poco hijos del Quijote y de Celestina y a mucha honra, y algebrista de voluntades desconcertadas, vio volar al cabrón dormía entre sogas de ahorcados y la dieron plumas, las de la risa.

Dice la leyenda que Pâblillos nació cabe del arco del Socorro la antigua puerta de San Andrés. Yo nací en un falansterio que llamaban la casa la Troya entre vecinos muy honrados (algún mutilado de guerra la señora Segunda, a la que mataron dos hijos en el frente, la señora Antonia la de Lérida que vino huyendo de un bombardeo en Cataluña, Iglesias el comunista que recitaba el Piyayo tan primorosamente casado con la Serafina, la tía Carnerita etc. Todo ese mundo de aquella corrala segoviana la describo en mi “Seminario vacío”.

Pues había un letrero conmemorativo entre los mampuestos del arco del Socorro que decía que en aquel barrio nació del Buscón don Pablo hijo del ingenio del gran humorista don Francisco de Quevedo. Y a Cela le hacía mucha gracia eso; mira que llamar humorista a Quevedo cuando no hay escritor más serio y más profundo en las letras castellanas. No se enteran. No le deben de haber leído bien pero la cuestión era que en San Andrés estaba la aljama o judería vieja y también el macelo o matadero donde los rabinos sacrificaban los corderos con arreglo as los preceptos de la vieja ley para desangrar al animal de las impurezas de la sangre (trufar) lo que denominan los askenazíes del Este carne kosher. Meter el dos de bastos y sacar el dos de oros.

Llegue a conocer al último de los descendientes de aquellos matarifes veterotestamentarios uno que le llamaban el Jurri que por cierto es otro nombre que sale en la novela del Buscón. El azoguejo segoviano era polo de atracción no sólo de tundidores y peraíles una profesión muy habitual en una ciudad lanera como Segovia unos cardaban la lana y otros portaban la fama sino también de gente del hampa o de la carda. Otros lugares de encuentro de la picaresca y del vagabundaje (soldados licenciados de las guerras flamencas, ex convictos y redimidos de galeras frailes giróvagos mozas de toldo y arandela. Buleros y buhoneros) eran el Potro cordobés el Perchel malagueño Zocodover toledano el arrabal de Arévalo o las gradas de San Felipe en Madrid. ¿Cómo parlaba, a qué olía aquella sociedad, cual eran los colores, cómo sonaba el castellano en aquellos tiempos, cuál eran las preocupaciones sustanciales de nuestros antepasados gentes de buen talante, aunque apretadas por las dificultades no disimulaban a veces mala condición, que pechaba con las dificultades y se reía de su propia sombra? Para tener una noción de respuesta a tales preguntas conviene enfrascarse en las alborozadas páginas del Buscón y ver a través del ojo mágico de la literatura guiados por la pluma pasmosa del Caballero de las Espuelas de Oro que nos transporta en un viaje a través de la España del XVII dentro de las artolas de su poderosa y ferviente imaginación.

La preocupación mayor era llenar la andorga pero en eso los españoles no éramos diferentes al resto de los pueblos de Europa (franceses, tudescos, ingleses o rusos) Aunque exagerado el retrato del clérigo cerbatana que mataba de hambre a sus estudiantes es un dibujo impresionista de la situación real. Humor y rechifla con las `propias miserias indulgencia con los conversos porque en Segovia todos eran conversos y hay una descendencia judía innegable (somos quizá judíos pero de otra tribu muy diferente a la que dirige los asuntos en el mundo. Nos conformamos con Sefarad. Sion y los sueños sionistas quedan un poco a trasmano) además nos bautizamos y nos hicimos católicos a machamartillo.

Es la idea que trasmina en este libro que es una defensa de la catolicidad escolástica. Padeció Pablillos so el poder de Poncio de Aguirre. Lo dice de un judío que no se había aprendido aun el credo cuando entró a servir a Diego Coronel otra familia segoviana de confesos. Se narran las bárbaras costumbres de carnestolendas. Corríamos el gallo en la rinconada. Se manteaba a los neófitos, a las viudas que se casaban de segundas nupcias, cencerrada. El ojo del culo es el más hundido y más profundo. Pasar hambre aguzaba los garfios de la imaginación. Y otras muchas truhanerías

viernes, 14 de noviembre de 2014


Mussorsky y el embeleso ruso

 

Escuchaba su música que llegaba lejana por el éter hasta mi celda de abajo, entre libros, rosarios y estampas, iconos. La obra de un perdedor se convierte en un canto de resurrección. Pulsó los registros musicales del alma rusa, las danzas eslavas, toda esa magnificencia de Bizancio que el país de los zares supo trasladar a la vigencia cristiana. Rusia es una visión del mundo en los parámetros de la exaltación y la esperanza y la melancolía ortodoxa que tengo para mí que es una añoranza del cielo al socaire de las mudanzas de la vida terrenal que termina en la cárcel, el hospital, el manicomio o la tumba.

 Mussorsky era un oficial de la guardia, integrante del famoso regimiento Preobrayenski, los alanos del Zar, y acabó alcohólico, difunto de taberna. Su gran opera Boris Godunov fracasó. Si la música es la lengua del espíritu, en el idioma de este gran compositor se alcanza el punto  exacto o conjunción de latitud y de longitud, lo perfecto. No puede dar más de sí lo que se escribe en un pentagrama. Porque interpreta la armonía, ese concento o disposición matemática, que, según los griegos permitía que el paso de las esferas fuese todo él una resonancia de la divinidad. Su música es viril y optimista. En ella la potencia se transforma en acto

Desgraciada fue su existencia. Peregrinó al fracaso pero en su propio hundimiento se percibe la grandeza del arte. En su música suena el mito del eterno retorno, las fuerzas en lucha del bien y del mal, de la luz y la sombra. En medio se encuentra el hombre abocado al misterio bajo la égida de esos poderes. Llamémoslos pasiones, el imperativo del destino inexorable que los rusos designan como sudba. Juegan las sombras al parchís. La muerte o la suerte. Tira porque te toca. Mueve el cubilete. Los dados están en el aire. De oca a oca. La muerte gana siempre la partida, mas entretanto...

El arte ha de reflejar esa tensión inexorable hacia la eterna belleza, el mundo ideal. Y el artista se siente abocado a la utopía pero muy ruines son los mimbres en los que nuestra cesta fraguaron.

Todos los místicos españoles en sus escritos se quejan de que el cuerpo pesa. Los instintos arrastran hacia abajo. El Señor está arriba y requiere el arrojo y fuerza de voluntad en que tanto hacen hincapié los autores católicos y protestantes que persiguen la divinización humana con los actos, como explica muy bien un autor inglés en su libro ascético the pilgrim progress … somos en verdad muy poca cosa, no te engrías, no eres más que polvo.

Es la ley de la gravedad opuesta a la ligereza del alma sutil que trata de volar. Sin embargo, en la ortodoxia Dios se manifiesta, no se alcanza. El proceso marca una trayectoria al revés. El dios de los rusos se humaniza y aletea en la mágica de la salmodia y de los cantos eclesiales. Hay que sentirlo, vivirlo, no explicarlo, como lo intenta la teología romana desde el Angélico hasta charles de Chardin y esta contemplación de Cristo Redentor se refleja en la grandes oberturas de los compositores rusos, transidos de deidad

Sin embargo esta unión divina, esta hipóstasis, más que los santones la alcanzan los artistas geniales como Mussorsky.

La belleza es amoral (no hay cuerpo, ni partes o compartes que acaban descomponiéndose a expensas de la nutrición, la generación, la enfermedad, el pecado de Adán), inmortal e inmaterial. Dios es espíritu alado, carece de cuerpo. Está ahí. Es el que es, según los judíos, que se resisten a llamarle por su nombre de pila, temerosos de pronunciar su apelativo y se andan con sinónimos... Yahvé, Jehová´, Adonai. Inaprensible, incomprensible, águila que planea por el abismo, y pasa volando por cima de sobrescobios y barrancos.

Se trata de un vuelo sin tiempo. La deidad desconoce el hic et nunc. Nadie lo ha visto porque si se apareciera moriríamos. Sólo se ha manifestado alguna vez detrás de una zarza ardiente pero donde mejor deja su huella es en la música. La gran música de los maestros rusos. ¡oh cristo del gran poder!

jueves, 13 de noviembre de 2014


MARINA CASTAÑO O LA DECADENCIA DE cjc

En mi libro sobre Cela y el Café Gijón en el capítulo dedicado a la segunda esposa del Nobel la gallega María Castaño no sale muy bien parada. Los hechos posteriores parecen abonar tales vaticinios y es que los años que vivió al lado de la periodista que lo "puso a regimen" cobraba por las entrev istas y las conferencias pertenecen a la decadencia del escritor un Cela circunciso y al que metieron la podadera de lo políticamente correcto. El merjor Cela era el de los vagabundajes el legionario y el falangista años gloriosos en que dio a la estampa obras inmortales como Viaje a la Alcarria, la Familia de Pascual Duarte", "Viaje al Pirineo" o del "Miño al Bidasoa". Aquí fluye el Cela torero y tremendista donde en medio del lirismo sale por el surtidor de su ingenio un cierto senequismo conjugado con la ferocidad de los tiempos de posguerra. Esta etapa dio paso a su etapa balear de los Papeles de San Armadans y del trabajo duro e incansable sentado ante las cuartillas de seis de la mañana a las dos de la tarde.

──Y ¿si no sale nada don Camilo?

──Psch. Algo saldrá. En esta profesión hay que estar prerparado para echar culo y criar michelines.

La gallega viuda lista de las que con un ojo llora y con el otro repica arrambló con la hijuela lo puso a régimen. Había que cuidar el luk. Sí el luk. Esto es "lu que hay". Dejó de ser el mismo. Quería dejar a Camilin su único hijo el que le dió su legítima, Charo, con el culo al aire. Pero los jueces han dado la razón a Camilo José Cela junior. La Castaño esa demi mondaine  abonada al colorín de las revistas del corazón tiró al monte. Otra corrupta. Pero Camilo tenía un concepto de la mujer que escandalizaría a las feministas más belloteras. Eran para él un desahogo un instrumento de placer: "Aula diaboli", "aquilonis percussio". Sólo un buen culo grandes tetas. No les daba importancia. Supo desde el principio que el amor es sexo y solo sexo

En el fondo CJC estaba de acuerdo, aunque de últimas no fuese nunca a misa, con los santos Padres y debía de haber leído a san Agustín y san Jeronimo. Polvo eres y en polvo te convertirás. Venimos del polvo y a polco quedaremos reducidos. Por la mia nai.

miércoles, 12 de noviembre de 2014


ARGOS

Argos yo quisiera ser

Escalador de las carrozas del Edén que ruedan hacia ti

Campo a través de la rutilante rueda de Ictión dando vueltas y más vueltas

Ir surcando los vacilantes parpadeos de aquellos campos celestiales cúpula y carpa del sabbaoth

Llegar a la luz bendita de aquel extinto fuego

No pesar el cuerpo sutil más allá de la gravitación

Quemar mis almanaques y ser yo

CRUZ DEL SUR

Quiero  un regalo para mi aterido cuerpo del calor bendito de la iluminada hoguera que fue quemazón serena incesante espejismo

Ahora que, llegado el invierno, no es hora de los besos, la juventud voló, yo me preparo a un viaje de argonauta hacia la cruz del sur

Porque tú, amada, vives todavía y me miras desde esa estrella lejana desde donde la luz me llama

Rayo que transfiguró mi vida en un solo instante un fogonazo de aquel meteorito

LIBRERIAS DONDE ESTAN A LA VENTA LOS LIBROS DE ANTONIO PARRA

 

Madrid

 

Librería Romo

Luis Cabrera 64

Madrid 28002

Tel. 91 561 13 81

 

EL BUSCÓN

Cardenal Siliceo 8

Madrid 28002

TEL 91 413 01 32

 

Kiosco de prensa

Glorieta Ruiz Jiménez

TEL 91 448 88 37

 

Dykison Editor Librero

Meléndez Valdés 61

28015

TEL 91 544 28 46

 

Visor

Isaac Peral 18

28015

TEL 91 543 61 34

 

Librería Moncloa

Meléndez Valdés 65

28015

Tel. 91 544 04 82

               

sábado, 1 de noviembre de 2014

666 MI ULTIMO LIBRO


EN LA CALLE 666 LA HORA DE LA BESTIA


Hoy Día de todos los santos, de todos aquellos que vertieron su sangre por el Cordero y se santificaron siguiendo la senda estrecha y el camino recto de la virtud que recomienda el Evangelio pongo a la venta mi último libro 666 LA HORA DE LA BESTIA un denso y misceláneo libro en que demuestro la presencia del diablo en el mundo, muy presente en esta España afligida por el vértigo de la provocación política, el secesionismo, los políticos trincones, los jueces inquisidores, la falta de solidaridad y el amor al Becerro de Oro. El dinero es el nuevo dios de la vieja y católica España. Este dios nefasto nos conduce a Marte, y, posteriormente, a Tanatos. Algunas librerías como Moncloa han rehusado colocarlo en los escaparates pero otros lo han aceptado. Inicia este texto su andadura enigmática y problemática con gran disgusto de la bestia que chilla escupe se vuelve loca y prevarica ante el rigor de la información y la belleza de la razón artística. Los que la opugnamos ya estamos acostumbrados a semejante tácticas. Hay quienes hablan de exorcismos, pero no hay que fiarse mucho de los exorcistas que nos muestran a diablos energúmenos que sienten la quemazón del agua bendita y enloquecen a la vista de la cruz. Paradójicamente Satanás en esta hora XXV en este año del catorce tan traumático escoge otras apariencias mucho más sutiles y convencionales, se disfraza de mujer. Domina a las chicas de los telediarios que constituyen una casta de harpías de guante blanco luciendo tocados a la última moda y modelos de los mejores modistos, extiende su dominio sobre los bancos, una de sus armas de perversión son las tarjetas de crédito y creo que la biblia ya anticipó algo acerca de las monedas de plástico. La idea de escribir este libro surgió con motivo de una visita a Segovia y en los jardines del 18 de Julio donde estaba el monumento a los caídos a la puerta de una iglesia en ruinas del antiguo convento de agustinos observé y fotografié esta Cruz Inversa así como otros letreros infames que emborronaban con hedionda vileza la lista funeraria de los segovianos miembros de la División Azul que murieron en Rusia. La idea germinó en mí que soy eslavófilo y conozco bastante bien la literatura rusa  girando en torno a la actual marcha de los acontecimientos en Ucrania, una guerra en la que siguen muriendo inocentes (la cifra alcanza los cinco mil caídos) Desde luego Rusia siempre fue un enigma un país incoercible e inabarcable que siempre se guarda una carta escondida bajo la manga. Es el rostro oculto  de las muñecas "ninotckas". Putin es también hombre enigmático pero no lo es el cristianismo de rito bizantino a través de la ortodoxia. Con los popes resurge el canto y la palabra mientras aquí destruimos nuestra literatura y nos entregamos a los excesos del rock y del pop inglés que son el opio de nuestras masas y envenenan a una juventud a la que no la han educado en los valores patrios. Los políticos, las fuerzas oscuras, quieren "desespañolizarla" a marchas aceleradas. ¿Habla la bestia en inglés? ¿Porta Obama y sus cuates sobre la frente el signo de la ignominia que abre titulares en mi extraño libro y digo extraño porque no se parece a ninguno de los que el lector avezado o de buena voluntad va a encontrar en el mercado.
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